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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Ansiedad o depresión, en respuesta a estrés identificable, aunque desproporcionado para la magnitud del factor estresante.
Los síntomas no tienen la gravedad de un episodio depresivo mayor ni la cronicidad del trastorno de ansiedad generalizado.
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El estrés surge cuando la capacidad de adaptación del individuo es rebasada por los sucesos. El incidente puede ser insignificante si se observa de forma objetiva, e incluso cambios favorables (p. ej., promoción y transferencia) que exigen una conducta de adaptación pueden producir estrés. Cada persona tiene una definición subjetiva del estrés y la respuesta al mismo está en función de la personalidad de cada individuo y de sus recursos fisiológicos.
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Hay diferentes opiniones sobre cuáles son los acontecimientos con mayor probabilidad de ocasionar reacciones de estrés. Las causas de éste difieren con la edad; por ejemplo, en el adulto joven las fuentes de estrés son el matrimonio o la relación con los padres, las relaciones laborales y la lucha por alcanzar una estabilidad financiera; en la edad madura, los cambios en las relaciones conyugales, los problemas por el envejecimiento de los padres y los asociados a tener hijos adultos que enfrentan sus propias situaciones de estrés; en la vejez, las preocupaciones principales tienen que ver con la jubilación, la disminución de la capacidad física e intelectual, las pérdidas personales importantes y las ideas de muerte.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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La persona puede reaccionar ante el estrés con ansiedad o depresión, un síntoma físico, o bien huir, consumir bebidas alcohólicas, comer en exceso, comenzar una aventura romántica o de muchas otras formas. Las respuestas subjetivas frecuentes son ansiedad, tristeza, temor, ira, culpa y vergüenza. El estrés agudo y reactivado puede manifestarse por inquietud, irritabilidad, fatiga, aumento en la reacción de sobresalto y una sensación de tensión. La incapacidad para concentrarse, los trastornos del sueño (insomnio, pesadillas) y las preocupaciones somáticas a menudo conducen a la automedicación, por lo general con alcohol u otros depresores del sistema nervioso central. Los síntomas emocionales y de conducta inadaptada como respuesta al estrés se denominan trastorno de adaptación, y se especifica el síntoma principal (p. ej., “trastorno de adaptación con estado de ánimo depresivo”). Incluso con un factor estresante identificable, si la persona manifiesta los signos y síntomas de otro trastorno, como depresión mayor, entonces el criterio sería diagnosticar una depresión mayor y no un trastorno de adaptación con estado de ánimo depresivo.
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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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Los trastornos de adaptación deben diferenciarse de los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, del duelo, de otros trastornos por estrés, como el trastorno de estrés postraumático (PTSD, posttraumatic stress disorder), y de los trastornos de personalidad que se exacerban ante el estrés, así como de los trastornos somáticos con un trasfondo psicológico. A diferencia de otros muchos trastornos psiquiátricos, como el ...