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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO

  • Patrones persistentes de incapacidad para sostener la atención, actividad motora excesiva/inquietud/impulsividad, o ambos.

  • Los síntomas interfieren con la realización cotidiana de las tareas.

  • Los síntomas comenzaron antes de los 12 años de edad y en al menos dos entornos (es decir, escuela/trabajo, hogar, con amigos/familia).

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Si bien el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (ADHD, attention-deficit/hyperactivity disorder) comienza en la infancia, los síntomas persisten en la vida adulta en cerca de dos tercios de las personas, y la mitad de ellas todavía necesita medicación que les ayude a realizar sus actividades. La prevalencia de ADHD en los adultos se calcula en 4% a 5%. El ADHD no se diagnostica nunca en algunos pacientes durante la infancia porque quizá en ese momento no acudieron a valoración, o bien porque pudieron compensar los síntomas. En la edad adulta, los síntomas específicos tienden a ser falta de atención, inquietud e impulsividad, en tanto que la hiperactividad casi siempre ha mejorado. Por lo menos cinco síntomas de falta de atención (como cometer errores por descuido, distraerse con facilidad, tener dificultades para cumplir con fechas límite o con la organización, perder objetos personales, olvidar quehaceres/tareas cotidianas) son necesarios para cumplir con los criterios para este subtipo de ADHD, o cinco síntomas de hiperactividad/impulsividad (como sentirse inquieto y abandonar el asiento aunque lo previsto sea permanecer sentado, sentirse “impulsado por un motor”, interrumpir a los demás, no poder esperar su turno). A menudo es conveniente pedir a los pacientes que entreguen cuestionarios a otros observadores adultos, incluidos quienes los conocen desde la infancia, como los padres. Esta información puede ayudar a impedir que se establezca el diagnóstico de ADHD en alguien que solo busca estimulantes pero no tiene síntomas, además de que sirve para establecer el diagnóstico ya que la evidencia demuestra que muchos adultos que sí tienen ADHD no suelen comunicar sus síntomas.

TRATAMIENTO

A. Farmacológico

Estimulantes como metilfenidato y anfetamina constituyen el tratamiento más efectivo, con una magnitud del efecto de las más grandes para el tratamiento farmacológico de trastornos psiquiátricos. Se venden en formulaciones de acción breve y prolongada. Antes de recetarlos, hay que tener cuidado de evaluar el posible desvío o abuso de su consumo, así como la presencia simultánea de trastornos del estado de ánimo que quizá no respondan bien a un estimulante. La atomoxetina, medicamento no estimulante, es el fármaco de segunda línea que la FDA aprobó para el ADHD; altera el transporte de norepinefrina y dopamina y deja más de estos neurotransmisores disponibles en el cerebro. Hay evidencias de que el bupropion también es eficaz, y puede considerarse en personas en quienes un estimulante está contraindicado o en quienes también padecen depresión mayor. La desipramina, un antidepresivo tricíclico, también puede ser eficaz para el ADHD y puede considerarse en personas que tienen otras necesidades, ...

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