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Haemophilus influenzae y otras bacterias del género Haemophilus pueden causar sinusitis, otitis, bronquitis, epiglotitis, neumonitis, celulitis, artritis, meningitis y endocarditis. Las cepas no tipificadas son causa de casi todas las enfermedades en adultos. El alcoholismo, el tabaquismo, las neumopatías crónicas, la edad avanzada y la infección por VIH constituyen factores de riesgo. Haemophilus prolifera en las vías respiratorias superiores en sujetos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica y a menudo causan bronquitis purulenta.
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Las cepas productoras de betalactamasa son menos frecuentes en adultos que en niños. Es adecuada la amoxicilina VO, 750 mg cada 12 h durante 10 a 14 días para adultos con sinusitis, otitis o infección de vías respiratorias. Para las cepas productoras de betalactamasa está indicado el uso de una combinación fija de fármacos: amoxicilina, 875 mg, y clavulanato, 125 mg por VO. Para el paciente alérgico a la penicilina, las opciones eficaces son axetilo de cefuroxima VO, 250 mg cada 12 h; o una fluoroquinolona (ciprofloxacina, 500 mg por VO cada 12 h; levofloxacina, 500 a 750 mg VO cada 24 h; o moxifloxacina, 400 mg por VO cada 24 h) durante 7 días son eficaces. Se prefiere a la azitromicina en dosis de 500 mg VO una vez, para seguir con 250 mg/día durante cuatro días, y no a la claritromicina, si el fármaco preferido es un macrólido. Se considera administrar trimetoprim-sulfametozaxol (160 a 800 mg VO cada 12 h), aunque se ha informado que las tasas de resistencia pueden ser de hasta 25%.
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En casos muy graves (el paciente tóxico de neumonía multilobular), se recomienda la administración IV de ceftriaxona, 1 g cada 24 h mientras se identifica si la cepa infectante produce betalactamasa. Cabe recurrir a una fluoroquinolona (véase antes) respecto a su uso en personas alérgicas a la penicilina en un ciclo de 10 a 14 días de tratamiento.
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La epiglotitis se caracteriza por un inicio súbito de fiebre alta, escurrimiento de saliva e imposibilidad de controlar las secreciones. Un factor importante para el diagnóstico es la manifestación de faringitis intensa a pesar de una exploración en la que no se observan signos de importancia. Hay estridor e insuficiencia respiratoria por obstrucción laríngea. El diagnóstico se establece mejor mediante la visualización directa de la epiglotis edematosa de color rojo cereza en la laringoscopia. Debido a que la laringoscopia puede provocar laringoespasmo y obstrucción, en especial en niños, debe realizarse en una unidad de cuidados intensivos o un contexto similar y solo en un momento en el que la intubación pueda ejecutarse de inmediato. La ceftriaxona, 1 g por vía IV cada 24 h durante siete a 10 días, es el fármaco ideal. Se puede administrar trimetoprim-sulfametoxazol o una fluoroquinolona (véase la dosis en líneas previas) en el paciente con alergia grave a la penicilina.
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La meningitis es muy poco frecuente en adultos, pero debe considerarse en el sujeto con sinusitis u otitis asociadas. El tratamiento inicial cuando se sospecha meningitis por H. influenzae debe incluir ceftriaxona, 4 g al día divididos en dos dosis, hasta que se demuestre que la cepa no produce betalactamasa. La meningitis se trata durante cuando menos siete días. La dexametasona en dosis de 0.15 mg/kg por vía IV cada 6 h puede aminorar la incidencia de secuelas a largo plazo, sobre todo la hipoacusia.
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