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Los patógenos de la fiebre recurrente son espiroquetas del género Borrelia. La infección tiene dos formas: transmitida por garrapata y transmitida por piojos. Los roedores son los reservorios principales, sirven como fuente infecciosa para las garrapatas. La fiebre recurrente transmitida por garrapatas puede transmitirse por vía transovárica de una generación de garrapatas a la siguiente. Los seres humanos pueden infectarse por mordeduras de garrapatas o al frotar tejido de garrapatas aplastadas o heces en la lesión. La fiebre recurrente transmitida por garrapatas es endémica pero no se transmite de persona a persona. La distribución e incidencia estacional de la enfermedad dependen de la ecología de los ácaros en las distintas regiones. En las distintas partes del mundo se han dado nombres de especies (o cepas) distintas a Borrelia donde los microorganismos son trasmitidos por diversos ácaros. Existen más de 25 especies de Borrelia asociada con fiebre recurrente por picadura de garrapata, incluida B. miyamotoi, que fue la primera identificada como causa de enfermedad en seres humanos en Rusia en el año 2011 y que se encuentra ampliamente en Asia, Europa y Norteamérica. En Estados Unidos las garrapatas infectadas se encuentran en el oeste, especialmente en zonas montañosas, pero los casos clínicos son poco comunes en seres humanos.
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La forma transmitida por piojos se observa sobre todo en países en vía de desarrollo, y los seres humanos son el único reservorio. Pueden surgir grandes epidemias en poblaciones infestadas de piojos y la transmisión se facilita con el hacinamiento, la desnutrición y el clima frío.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Hay un inicio súbito de fiebre, escalofríos, taquicardia, náusea y vómito, artralgias y cefalea intensa. Puede haber hepatomegalia y esplenomegalia, así como diversos tipos de exantemas (macular, papuloso, petequial), que surgen casi siempre al término del periodo febril. Aparece delirio con fiebre alta y hay diversas anomalías neurológicas y psíquicas. Por lo regular, el ataque termina de manera abrupta después de tres a 10 días. Luego de un intervalo de una a dos semanas tiene lugar una recaída, pero las más de las veces es un poco más leve. Puede haber tres a 10 recaídas antes de la recuperación de la enfermedad transmitida por garrapatas, mientras que la transmitida por piojos se relaciona con solo una o dos recaídas.
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B. Datos de laboratorio
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Durante las crisis de fiebre se observan espiroquetas grandes en frotis sanguíneos teñidos con los colorantes de Wright o Giemsa. Dichos microorganismos se pueden cultivar en medios especiales, pero pierden con rapidez su patogenicidad. Las espiroquetas se pueden multiplicar en ratas o ratones inyectados y pueden observarse en su sangre.
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Durante la enfermedad, se desarrolla una diversidad de anticuerpos contra especies de Borrelia; a veces la prueba de Weil-Felix para rickettsiosis y las pruebas serológicas no treponémicas para ...