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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Existe una elevada incidencia de infección entre los toxicómanos, en particular en aquellos que consumen fármacos inyectables. Es probable que el incremento del riesgo de infección se relacione con mala higiene y colonización por microorganismos potencialmente patógenos, contaminación de fármacos y equipo, aumento de los comportamientos de riesgo sexual y deterioro de las defensas inmunitarias. El consumo de drogas recreativas parenterales se ha incrementado en grado considerable en los años recientes, lo cual se explica en parte por una epidemia de mala utilización y el abuso de opioides de prescripción. Se calcula que más de dos millones de personas en Norteamérica han consumido drogas inyectadas en el año pasado.
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Las infecciones cutáneas se vinculan con higiene deficiente y técnica no estéril para la inyección de fármacos. Los microorganismos más comunes son S. aureus (incluidas las cepas extrahospitalarias resistentes a la meticilina) y la flora bucal (estreptococos, Eikenella, Fusobacterium, Peptostreptococcus), pero en quienes se inyectan en la región inguinal son más frecuentes los microorganismos entéricos gramnegativos. La celulitis y los abscesos subcutáneos se desarrollan con mayor frecuencia, sobre todo en relación con inyecciones subcutáneas (skin popping, [“perforando piel”]) o intramusculares, así como el uso de mezclas de cocaína y heroína (tal vez por isquemia). Rara vez ocurren miositis, mionecrosis por Clostridium y fascitis necrosante, pero ponen en peligro la vida. El botulismo de heridas relacionado con heroína del tipo “alquitrán negro” sobreviene de forma esporádica, pero muchas veces en grupos.
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La neumonía por aspiración y sus complicaciones (absceso pulmonar o cerebral, empiema) son resultado de alteración del estado de consciencia relacionado con el consumo de fármacos. Por lo regular hay flora mixta (aerobia y anaerobia) de la boca.
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Los farmacodependientes también contraen tuberculosis y la infección con VIH favorece la diseminación de tuberculosis en esta población. Las tasas de morbilidad y mortalidad aumentan en personas infectadas con VIH y tuberculosis. A menudo no existen datos radiográficos típicos; se sospecha tuberculosis en cualquier paciente con infiltrados que no responde a los antibióticos.
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La hepatitis es muy frecuente en personas que se inyectan fármacos y se transmite por las vías parenteral (hepatitis B, C y D) y fecal-bucal (hepatitis A). Pueden identificarse múltiples brotes de hepatitis con diferentes microorganismos. La hepatitis C también se ha vinculado con el consumo de heroína no inyectada y el intranasal de otras drogas, tal vez debido a la sangre en los sorbedores compartidos.
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Las embolias infecciosas pulmonares pueden originarse en trombos venosos o endocarditis derecha.
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Las infecciones de transmisión sexual no guardan relación directa con el consumo de drogas, ...