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La congelación leve es una forma temporal y benigna de daño crioinducido, en que surgen parestesias locales de la zona afectada, que involucionan por completo con el calentamiento externo pasivo. Se distingue de la congelación en que se forman cristales de hielo en la piel, pero no dentro de los tejidos y no se produce pérdida de tejido. Se puede calentar colocando los dedos fríos en las axilas y en el caso de los dedos de los pies o los talones, retirando los zapatos, secando los pies, calentándolos nuevamente y cubriéndolos con calcetines secos o algún otro calzado protector.
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El eritema pernio incluye cambios inflamatorios de la piel ocasionados por contacto con el frío, sin que exista una congelación real de los tejidos. Las manifestaciones cutáneas pueden ser lesiones papulosas de color rojo o violáceo, dolosas y pruriginosas, con ardor y parestesias. Se pueden acompañar de edema o aparición de ampollas y son agravadas por el calor. Con el contacto ininterrumpido pueden surgir lesiones ulcerosas o hemorrágicas y culminar en cicatrices, lesiones y atrofia. Esta simula una vasculitis o tromboembolias periféricas. La anamnesis detallada sobre la exposición al frío permite distinguir al espolón causado por frío de estas lesiones, evitando así pruebas diagnósticas innecesarias. La permiosis lúpica, aunque es similar al eritema pernio, se distingue por su relación con otras manifestaciones lúpicas o por medio de una biopsia. El tratamiento comprende el calentamiento externo pasivo y la elevación de la zona afectada.