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El pie de trinchera (o mano) son causados por la inmersión duradera en agua o lodo por lo común por debajo de 10°C. La fase prehiperémica se caracteriza por síntomas tempranos de frialdad e insensibilidad de la zona afectada. La fase hiperémica surge con sensación de calor, ardor intenso y dolores punzantes. La fase poshiperémica se produce con la exposición constante al frío, y la zona afectada está pálida o cianótica y disminuyen las pulsaciones por vasoespasmo; todo ello puede culminar en la aparición de ampollas, hinchazón, rubor, equimosis, hemorragia, necrosis, daño de nervios periféricos o gangrena. La linfangitis, celulitis y tromboflebitis son posibles complicaciones. Esta lesión fue descrita por primera vez durante la batalla de las trincheras en la Primera Guerra Mundial. Es más frecuente en indigentes.
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Es mejor iniciar el tratamiento antes de la fase hiperémica o durante la misma. El tratamiento consiste en el secado al aire y calentamiento gradual por exposición al aire a la temperatura ambiente (no usar hielo ni calor). Las partes afectadas se elevan para eliminar el líquido de edema. Los sitios de presión se protegen con elementos acojinados. Se necesita reposo absoluto hasta que cicatricen todas las úlceras. El tratamiento posterior es el mismo que el de la enfermedad de Buerger (cap. 12). La prevención comprende el uso del tamaño correcto de zapatos, mejoramiento en la higiene de los pies y cambiar los calcetines para mantener los pies limpios y secos.