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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Las estimaciones del sitio, el tamaño y la profundidad de la quemadura son los elementos que determinan el plan terapéutico.
Las primeras 48 h de atención de quemaduras tienen el mayor impacto en las tasas de morbilidad y mortalidad de una víctima.
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En todo el mundo, las quemaduras son una causa común de lesiones y una posible causa de morbilidad y mortalidad. El pronóstico de las quemaduras se ve afectado por el tipo de entorno donde ocurrió la quemadura. Los entornos de bajos recursos (áreas silvestres o de bajos ingresos) se asocian con retrasos y un acceso subóptimo a los tratamientos estándar para quemaduras.
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Los datos epidemiológicos sobre las lesiones por quemaduras térmicas muestran que las tasas de la frecuencia y gravedad disminuyeron la mortalidad y las hospitalizaciones de urgencia. Las lesiones concomitantes son inhalación de humo, fracturas y lesiones por explosión. Los problemas ulteriores incluyen superinfección bacteriana, septicemia, daño respiratorio y falla de órganos múltiples. Durante las etapas finales de una quemadura aparecen contracturas por las cicatrices y desfiguración.
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Las primeras 48 h después de una lesión por quemadura constituyen la fase de mayor oportunidad de influir en la supervivencia del paciente. Los elementos que contribuyen a disminuir de modo importante las tasas de muerte y acortar las hospitalizaciones son: intervención quirúrgica temprana, cuidados de la lesión, alimentación entérica, control de la glucemia y del metabolismo e infecciones, y prevención de hipotermia y del síndrome del compartimiento. La investigación que utiliza varios puntajes diferentes de gravedad de quemaduras bien establecidos ha demostrado la importancia de las comorbilidades para el pronóstico de los pacientes con quemaduras graves.
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Las quemaduras se clasifican con base en su extensión, profundidad, edad de la víctima y enfermedades o lesiones coexistentes. La estimación precisa del tamaño y la profundidad de la quemadura es importante porque sus resultados permiten cuantificar los parámetros de la reanimación.
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En los adultos la “regla de los nueves” (fig. 37–2) es útil para la cuantificación rápida de una quemadura. Existen gráficas más detalladas en cuanto a la edad del paciente cuando llega a la unidad de quemados. Es importante considerar al paciente en su totalidad para hacer una valoración precisa de los signos cutáneos en la exploración inicial y las ulteriores. (eFigura 37–3). Esto puede evitar la sobreutilización del trasporte a los centros de quemados en pacientes con quemaduras leves. Una regla empírica es que la palma de una mano abierta constituye 1% de la superficie corporal total (TBSA, total body surface area) en los adultos. Se incluyen solo quemaduras de segundo y tercer grado para calcular el área y la superficie total quemada, puesto que las quemaduras de primer grado (superficiales) por lo general no representan una lesión ...