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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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La intensidad del mal de montaña depende de la rapidez y la altura del ascenso y la susceptibilidad individual.
La identificación inmediata y el tratamiento médico de los primeros síntomas del mal de montaña pueden evitar su evolución.
Los médicos deben buscar en las valoraciones otros trastornos que pueden coexistir o simular los síntomas del mal de montaña (deshidratación intensa, hiponatremia o hipoglucemia, traumatismos o infecciones).
El descenso inmediato es el tratamiento definitivo en caso de edema cerebral o pulmonar en el mal de montaña.
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Conforme aumenta la altitud, surge hipoxia hipobárica al disminuir la presión barométrica y la presión parcial de oxígeno. Los problemas médicos por grandes altitudes dependen de la hipoxia hipobárica que surge al hallarse en altitudes elevadas (por lo común a sitios que están más allá de los 2 000 m de altitud). El mal de montaña incluye diversos trastornos que se subdividen según los efectos en órganos terminales (sobre todo cerebro y pulmones) y la duración de la exposición (intensa y prolongada). Los trastornos agudos por grandes altitudes son la hipoxia aguda, el mal agudo de montaña (AMS, acute mountain sickness), el edema cerebral por grandes altitudes (HACE, high-altitude cerebral edema) y el edema pulmonar por grandes altitudes (HAPE, high-altitude pulmonary edema). La exposición duradera a grandes altitudes durante meses o años con aclimatación inadecuada causa las formas subaguda o crónica del mal de montaña (enfermedad de Monge).
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La aclimatación se produce como una respuesta fisiológica al ascenso a grandes altitudes y la intensificación de la hipoxia hipobárica. Los cambios funcionales incluyen aumento de la ventilación alveolar y de la extracción de oxígeno por parte de los tejidos, así como mayor concentración de hemoglobina y unión con el oxígeno. La enfermedad por grandes altitudes es consecuencia de la sobrecarga fisiológica que implica la hipoxia mayor que la capacidad de la persona para aclimatarse. Este es resultado de desviaciones de líquido del espacio intravascular al extravascular, especialmente en el cerebro y pulmones. Los factores de riesgo de la enfermedad de grandes altitudes están el incremento de la actividad física con aclimatación insuficiente, orientación y preparación inadecuadas y susceptibilidad individual (enfermedades preexistentes y uso de fármacos), así como el antecedente de haber padecido esta forma de enfermedad. Los factores de riesgo e intensidad de la enfermedad por grandes altitudes incluyen los factores de susceptibilidad individual y otros de la altura (rapidez y nivel del ascenso y cambio total de la altitud). El cuadro clínico puede ser agudo, subagudo o crónico y es resultado de la hipoxia hipobárica. La aclimatación a una altura mayor de 5 500 metros es incompleta o imposible desde el punto de vista fisiológico, aunque existen diferencias individuales en cuanto a tolerancia a la hipoxia.
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Entre los factores de susceptibilidad individual están anomalías primarias, como disfunciones cardiaca y pulmonar, persistencia del agujero ...