En el paciente febril y neutropénico es necesario iniciar de inmediato la administración empírica de antibióticos luego de tomar los hemocultivos. La elección del antibiótico depende de diversos factores como el estado clínico del paciente y el origen de la infección. Si el individuo se encuentra en buenas condiciones clínicas, debe iniciarse el tratamiento con un solo betalactámico intravenoso que tenga actividad contra Pseudomonas (cefepima, ceftazidima, imipenem/cilastatina, piperacilina/tazobactam) (véase Infecciones en el paciente inmunocomprometido, cap. 30). Si el paciente se encuentra clínicamente enfermo, con hipotensión o hipoxia, se agrega algún aminoglucósido o fluoroquinolona para lograr actividad “doble” contra bacterias gramnegativas. Ante sospecha de un microorganismo grampositivo, como una infección del catéter por S. aureus, se administra vancomicina de manera empírica. En algunos casos se pueden administrar antibióticos orales en forma ambulatoria. La Infectious Diseases Society of America (IDSA) publicó recomendaciones para utilizar antibióticos. Es previsible que estos pacientes permanezcan con neutropenia por siete días o menos y no deben presentar otras enfermedades o signos de inestabilidad hemodinámica, síntomas digestivos, alteraciones mentales, problemas pulmonares (algún infiltrado, hipoxia o neumopatía obstructiva crónica) y su función hepática y renal deben encontrarse en buen estado. Los pacientes deben recibir dosis iniciales de antibioticoterapia empírica una hora después de atenderse y vigilarse durante al menos cuatro horas antes del alta. Cuando un paciente recibe tratamiento ambulatorio, debe contar con buen apoyo en casa y poder regresar con facilidad al hospital en caso de empeorar. Si la fiebre no cede con los antibióticos orales de amplio espectro, se valora otra vez para su tratamiento hospitalario.
Los antibióticos se prolongan hasta que el recuento de neutrófilos se eleve y alcance > 500/mcL (0.5 × 109/L) cuando menos durante un día y el paciente permanezca afebril por dos días. Si se identifica un microorganismo a través de los cultivos, los antibióticos deben ajustarse a la sensibilidad a los antibióticos del microorganismo aislado; el tratamiento debe continuar durante el periodo adecuado y al menos hasta que el recuento de neutrófilos se recupere y ceda la fiebre.
Para el paciente neutropénico con fiebre persistente pese a los antibióticos de amplio espectro, es necesario agregar algún antimicótico empírico (anfotericina B, caspofungina, itraconazol, voriconazol o anfotericina B liposómica).