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VALORACIÓN Y COMPLICACIONES
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Las crisis convulsivas pueden ocurrir en casos de intoxicación con muchos fármacos y tóxicos, como anfetaminas, antidepresivos (sobre todo los tricíclicos, bupropión y venlafaxina), antihistamínicos (en especial difenhidramina), antipsicóticos, alcanfor, canabinoides sintéticos y catinonas, cocaína, isoniazida (INH), insecticidas clorados, piperazinas, tramadol y teofilina. En el caso de una sobredosis de bupropión de liberación sostenida, el inicio de las convulsiones puede tardar 18 a 24 h.
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Otras causas posibles de convulsiones son hipoxia, hipoglucemia, hipocalcemia, hiponatremia, abstinencia de alcohol o hipnóticos sedantes, traumatismo craneoencefálico, infección del sistema nervioso central o epilepsia idiopática.
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Las convulsiones prolongadas o repetidas pueden causar hipoxia, acidosis metabólica, hipertermia y rabdomiólisis.
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Se administra diazepam, 5 a 10 mg, o lorazepam 2 a 3 mg, por vía IV; si no se dispone de un acceso intravenoso inmediato, se administra midazolam, 5 a 10 mg por vía IM. Si las convulsiones continúan, se administra fenobarbital, 15 a 20 mg/kg por vía IV lentamente durante no menos de 30 min. (Para convulsiones inducidas por fármacos es preferible el fenobarbital a la difenilhidantoína o el levetiracetam). También hay informes de que la infusión de propofol es eficaz para algunas convulsiones resistentes inducidas por fármacos.
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Las crisis convulsivas secundarias a ciertos fármacos y toxinas pueden requerir antídotos u otras medidas específicas (como se muestra en el cuadro 38–2).
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Park
HR
et al. Endosulfan-induced prolonged super-refractory status epilepticus. J Epilepsy Res. 2018 Dec 31;8(2):93–6.
[PubMed: 30809504]