Los agentes nerviosos utilizados en la guerra química actúan mediante la inhibición de la colinesterasa y son comúnmente compuestos organofosforados. Los fármacos como tabun (GA), sarin (GB), somán (GD) y VX son similares a los insecticidas como el malatión, pero son mucho más potentes. Pueden inhalarse o absorberse a través de la piel. Los efectos sistémicos derivados de la acción de la acetilcolina incluyen miosis, salivación, calambres abdominales, diarrea y parálisis muscular, produciendo paro respiratorio. La inhalación también produce broncoconstricción grave y abundantes secreciones nasales y traqueobronquiales.