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Los signos de intoxicación grave pueden aparecer en forma súbita en 30 a 60 min después de sobredosis de antidepresivos tricíclicos. Los efectos anticolinérgicos incluyen midriasis, taquicardia, xerostomía, rubor, sacudidas musculares y disminución de la peristalsis. Los efectos cardiotóxicos parecidos a los de la quinidina incluyen ensanchamiento del intervalo QRS (> 0.12 s; fig. 38–2), arritmias ventriculares, bloqueo auriculoventricular e hipotensión. También se ha descrito la desviación a la derecha de los 40 ms finales del QRS. Con el uso de antidepresivos nuevos se ha señalado prolongación del intervalo QT y taquicardia ventricular polimorfa en entorchado. En la intoxicación muy grave son frecuentes las convulsiones y el estado de coma. La hipertermia con riesgo para la vida es consecuencia del estado epiléptico y la alteración de la transpiración inducida por el efecto anticolinérgico. Entre los fármacos nuevos, el bupropión y la venlafaxina se acompañan de mayor riesgo de convulsiones.
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El diagnóstico debe sospecharse en cualquier paciente con sobredosis y efectos anticolinérgicos secundarios, en especial si hay ensanchamiento del intervalo QRS o convulsiones. En la intoxicación con la mayor parte de los fármacos tricíclicos, el intervalo QRS tiene relación más confiable con la gravedad de la intoxicación que la concentración sérica del fármaco.
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Se considera síndrome serotonínico en caso de que ocurran agitación, delirio, diaforesis, temblor, hiperreflexia, clono (espontáneo, inducible u ocular) y fiebre en una persona que recibe inhibidores de la recaptación de serotonina.