Algunas metabolopatías congénitas son relativamente comunes en la población general, por ejemplo, hemocromatosis, defectos de los receptores de lipoproteínas de baja densidad y fibrosis quística (eCuadro 40–3). Otros, aunque son poco frecuentes en toda la población, son comunes en ciertos grupos étnicos, como la enfermedad de Tay-Sachs en judíos Askenazí, drepanocitosis en personas de origen africano y talasemias en poblaciones de la cuenca del mediterráneo y Asia. Muchos de estos trastornos son autosómicos recesivos y la frecuencia de heterocigotos es muchas veces más elevada que la enfermedad con expresión plena. Puede ser eficaz la detección del estado de portador si se satisfacen ciertos requisitos (eCuadro 40–4). Por ejemplo, en todo Estados Unidos y en el Distrito de Columbia es obligada la detección de fenilcetonuria y de otras enfermedades metabólicas en recién nacidos. Estos programas son rentables incluso para afecciones poco frecuentes como la fenilcetonuria, que ocurre solo en uno de cada 11 000 nacimientos. Por desgracia, no en todos los estados se realizan las detecciones que satisfacen los requisitos mencionados en el eCuadro 40–4. Además, el cumplimiento es muy variable entre los diferentes programas y, en algunos casos son inadecuadas las pruebas de diagnóstico de vigilancia, el tratamiento y el asesoramiento. Los recién nacidos en quienes se tiene mayor probabilidad de pasar por alto el diagnóstico son los que nacen en su domicilio o que son dados de alta antes de haber digerido la mayor parte de la leche o fórmula láctea. En algunos estados de la Unión Americana, los padres pueden negarse a continuar el estudio diagnóstico de sus hijos. Varios laboratorios comerciales han comercializado pruebas de detección de más de 35 metabolopatías congénitas en los hospitales. Esta detección complementaria de los recién nacidos implica un análisis espectroscópico masivo en tándem de las mismas muestras sanguíneas utilizadas en los programas estatales. En 2014, en Estados Unidos comenzó a explorarse la utilidad de la secuenciación de exomas enteros de recién nacidos en varios proyectos financiados por el gobierno federal (de Estados Unidos).
El uso del laboratorio de genética bioquímica con fines distintos a los de la detección debe justificarse por la necesidad de datos en los que basar un diagnóstico de trastornos específicos o clases de trastornos relacionados. Las posibilidades están limitadas únicamente por el alcance del conocimiento, el entusiasmo del médico tratante, la disposición del paciente o de la familia para realizar el diagnóstico y para la obtención de las muestras y la disponibilidad de un laboratorio para analizar las muestras.
Aunque muchos defectos congénitos son tan sutiles que escapan a la detección, hay una serie de situaciones clínicas en las que una metabolopatía congénita debería formar parte del diagnóstico diferencial. La urgencia con que se lleve a cabo la investigación variará según la gravedad del trastorno y la disponibilidad de tratamiento. En el eCuadro 40–5 se enumeran varias presentaciones clínicas.
La posibilidad de enfermedad metabólica aguda del recién nacido es la indicación más importante porque el diagnóstico y el tratamiento oportunos pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Las características clínicas son inespecíficas porque el recién nacido tiene un repertorio limitado de respuestas a enfermedades metabólicas graves. El médico debe ser incluyente y sistemático en la valoración de estos recién nacidos enfermos.