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Hasta 70% de las personas infectadas son asintomáticas. La etapa aguda se observa sobre todo en niños y dura uno a dos meses. Los hallazgos principales se sitúan en el sitio de la inoculación, ya sea el ojo (el signo de Romaña [edema unilateral, conjuntivitis y linfadenopatía]) o la piel, donde se forma un chagoma (inflamación con linfadenopatía local) (eFig. 35–3). Los hallazgos subsiguientes son fiebre, malestar, cefalea, hepatoesplenomegalia leve y linfadenopatía generalizada. La miocarditis aguda y la meningoencefalitis son raras, pero pueden ser letales.
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El periodo latente asintomático (fase indeterminada) puede durar toda la vida, pero la enfermedad sintomática se desarrolla en el 10% a 30% de los individuos infectados, por lo general muchos años después de la infección.
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Por lo general, la enfermedad de Chagas crónica se manifiesta por anomalías cardiacas y del músculo liso (eFig. 35–4). La cardiopatía incluye arritmias, insuficiencia cardiaca congestiva y enfermedad embólica. Las anomalías del músculo liso causan megaesófago (eFig. 35–5) y megacolon, con disfagia, regurgitación, aspiración, estreñimiento y dolor abdominal. Estos datos pueden complicarse por infecciones agregadas. En las personas inmunodeprimidas, incluidos los pacientes con sida y receptores de trasplantes, es probable que se reactive la enfermedad de Chagas latente y, en ocasiones, las manifestaciones incluyen abscesos cerebrales y meningoencefalitis.
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B. Pruebas diagnósticas
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El diagnóstico se establece mediante la detección de los parásitos en personas que vivieron en una región endémica y que tienen manifestaciones sugestivas. En la infección aguda, los análisis de sangre entera o la capa leucocítica pueden mostrar tripanosomas móviles (eFig. 35–6); las preparaciones fijadas revelan parásitos teñidos con Giemsa. Los métodos de concentración aumentan el rendimiento diagnóstico. Es posible identificar tripanosomas en ganglios linfáticos, médula ósea, líquido pericárdico o líquido cefalorraquídeo. La PCR es muy sensible y puede utilizarse para detectar parásitos en receptores de trasplantes de órganos o después de exposiciones accidentales. Cuando las pruebas iniciales no son reveladoras, se puede intentar el xenodiagnóstico, utilizando vectores de laboratorio, cultivo en laboratorio o inoculación en animales para confirmar la enfermedad, pero estos métodos son costosos y lentos.
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La enfermedad de Chagas crónica suele diagnosticarse con pruebas serológicas. Existen muchos estudios serológicos disponibles, pero la sensibilidad y la especificidad no son ideales; se recomiendan análisis confirmatorios después de una prueba positiva inicial, como es el procedimiento estándar en las pruebas para bancos de sangre en Sudamérica. El diagnóstico de enfermedad crónica con PCR aún es subóptimo.