++
BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
Antecedente de exposición a perros o caninos salvajes en un área endémica.
Grandes lesiones quísticas, más a menudo en hígado o pulmones.
Pruebas serológicas positivas.
++
La equinococosis ocurre cuando los seres humanos actúan como hospedadores intermedios de las tenias caninas. La infección se adquiere al consumir alimentos contaminados con heces caninas que contienen los huevecillos de los parásitos. Las principales especies que parasitan a las personas son Echinococcus granulosus, que causa enfermedad quística hidatídica, y Echinococcus multilocularis, que produce afectación hidatídica alveolar. E. granulosus se transmite a través de perros domésticos como hospedadores intermedios en áreas ganaderas (ovejas, cabras, camellos y caballos), incluidos África, el Medio Oriente, el sur de Europa, Sudamérica, Asia central, Australia, Nueva Zelanda y el suroeste de Estados Unidos. E. multilocularis, que es origen mucho menos frecuente de enfermedad humana, se transmite a través de caninos salvajes y es endémico de las áreas boscosas septentrionales del hemisferio norte, incluidos el centro de Europa, Siberia, norte de Japón, noroeste de Canadá y oeste de Alaska. El aumento de la población de zorros en Europa se ha relacionado con un incremento de casos en seres humanos. El alcance de la enfermedad también se ha extendido al sur de Asia y China centrales. Otras especies que producen enfermedad limitada en seres humanos son endémicas de Sudamérica y China.
++
Después que las personas consumen los huevecillos del parásito, éstos eclosionan en el intestino y forman oncosferas, las cuales penetran la mucosa, entran en la circulación y se enquistan en órganos específicos como quistes hidatídicos (eFig. 35–26). E. granulosus forma quistes con mayor frecuencia en hígado (65%) y pulmones (25%), pero los quistes pueden formarse en cualquier órgano, incluidos cerebro, huesos, músculo estriado, riñones y bazo. Por lo regular, los quistes son únicos y pueden persistir y crecer con lentitud durante muchos años.
++
+++
Manifestaciones clínicas
++
Las parasitosis pueden ser asintomáticas y se descubren de forma accidental en estudios de imágenes o bien se manifiestan con síntomas consecutivos a una masa creciente o con infección secundaria. Las manifestaciones posibles incluyen dolor abdominal o torácico, obstrucción biliar, colangitis, hipertensión portal, cirrosis, obstrucción bronquial que conduce al colapso segmentario pulmonar y abscesos. La fuga o la rotura de un quiste quizá se acompañen de una reacción alérgica grave que incluye fiebre e hipotensión. La diseminación de quistes luego de la rotura extiende la infección a nuevas regiones.
++
Por lo general, E. multilocularis causa una enfermedad más agresiva que E. granulosus, con parasitosis hepática inicial, pero con diseminación ulterior local y distante, por lo general sugiere una neoplasia maligna. Los síntomas dependientes del área afectada se agravan de forma gradual a lo largo de años, con desarrollo de manifestaciones obstructivas en hígado y otras partes del organismo.
+++
B. Datos de laboratorio
++
Las pruebas serológicas, incluidos ELISA e inmunotransferencia, tienen sensibilidad y especificidad > 80% en las parasitosis hepáticas por E. granulosus, pero la sensibilidad es menor en la afectación de otros órganos. Las pruebas serológicas también permiten distinguir las dos principales parasitosis por equinococos.
+++
C. Estudios de imagen
++
Por lo regular, el diagnóstico se basa en los estudios de imágenes, que incluyen ecografía, CT y MRI (eFig. 35–27, 35–28, 35–29, 35–30, y 35–31). En la infección por E. granulosus, un quiste grande que contiene quistes hijos es muy sugerente del diagnóstico. En la infección por E. multilocularis, las imágenes muestran una masa irregular, muchas veces con áreas calcificadas.
++
++
++
++
++
++
El tratamiento de la enfermedad quística hidatídica es con albendazol, con frecuencia incluye resección quirúrgica cuidadosa de los quistes. Cuando se administra solo, como en los casos en los que es imposible la intervención quirúrgica, el albendazol, 10 a 15 mg/kg/día por VO tiene eficacia demostrada con ciclos de tres meses o más, es posible que se necesiten ciclos alternos de tratamiento y reposo. El mebendazol (40 a 50 mg/kg/día por VO) es una alternativa y el prazicuantel también puede ser eficaz. En algunos casos, se inicia tratamiento médico y se practica la operación si la enfermedad persiste después de varios meses de farmacoterapia. Otra conducta, en especial para casos inoperables, es aspiración percutánea, inyección y reaspiración (PAIR, percutaneous aspiration, injection and reaspiration). Con esta modalidad (que no debe indicarse si los quistes se comunican con el árbol biliar), los pacientes reciben un antihelmíntico y se realiza la aspiración parcial del quiste. Después de la confirmación diagnóstica con la prueba para identificar protoescólices del parásito, se inyecta un escolicida (como etanol al 95%, solución salina hipertónica o cetrimida al 0.5%), y el quiste se aspira de nuevo después de unos 15 min. El PAIR incluye un riesgo pequeño de anafilaxis que se ha reportado en 2% de los procedimientos, pero la muerte por anafilaxis es rara. El tratamiento de la enfermedad quística alveolar es un reto y casi siempre depende de la resección quirúrgica amplia de las lesiones. Puede ser beneficiosa la administración de albendazol antes o durante el procedimiento y también genera mejoría o incluso curación en los casos inoperables.