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Las neoplasias malignas de las glándulas salivales constituyen 3% a 4% de los cánceres de cabeza y cuello, y < 0.5% de todos los cánceres diagnosticados al año en Estados Unidos, con una incidencia aproximada de tres casos por 100 000 individuos. A diferencia de los cánceres mucosos más comunes de cabeza y cuello, que se atribuyen en general al consumo excesivo de tabaco y alcohol, los factores carcinógenos específicos para crecimientos malignos de las glándulas salivales no se han identificado con claridad. Se han propuesto como hipótesis causales las infecciones virales, radiación, exposición ambiental y factores genéticos. Los tumores malignos de las glándulas salivales se clasifican, según la Organización Mundial de la Salud, en carcinomas, tumores no epiteliales, linfomas, tumores metastásicos o secundarios, y tumores no clasificados (cuadro 19–1).
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Solo 20% a 25% de las neoplasias de la glándula parótida, 45% a 50% de los tumores de la glándula submandibular y más de 70% de las neoplasias de la glándula sublingual y las salivales menores son malignos. Sin embargo, debido a que 75% a 80% de las neoplasias de las glándulas salivales se localizan en la glándula parótida, ésta es la glándula salival más común para la aparición de neoplasias malignas; se ha referido una proporción de 40:10:1 para los tumores de las glándulas parótida, submandibular y sublingual, respectivamente.
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En el cuadro 19–2 se muestran los tipos histológicos de la enfermedad maligna de las glándulas salivales en orden de frecuencia. Este sitio de afectación también es importante para anticipar las características histológicas. El carcinoma mucoepidermoide es más frecuente en la glándula parótida. Alrededor de 50% de las neoplasias malignas de la glándula submandibular corresponde a carcinomas quísticos adenoides. Las neoplasias malignas de glándulas salivales menores son casi siempre carcinomas quísticos adenoides y adenocarcinomas.
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