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PATOGENIA DEL ENVEJECIMIENTO FACIAL

La cirugía de estiramiento facial o ritidectomía, la elevación de las cejas y el estiramiento o elevaciones de la parte media de la cara (región centrofacial) se realizan en un esfuerzo por volver a remodelar y suspender los tejidos blandos faciales para lograr una apariencia más juvenil en la cara. El envejecimiento facial se ha atribuido tradicionalmente a la fuerza de la gravedad que provoca el descenso (ptosis) de los tejidos blandos de la cara a medida que el paciente envejece, junto con la remodelación ósea del esqueleto que se produce con la edad. Las investigaciones sobre los cambios óseos del esqueleto y el descenso de la grasa de los tejidos blandos han ayudado a comprender mejor el proceso de envejecimiento. En general, el envejecimiento facial tiende a ocurrir en tres dimensiones e involucra a todos los componentes tisulares de la cara: piel, músculos y tejidos blandos, cojincillos grasos faciales y huesos del esqueleto facial. Para tratar adecuadamente al paciente, el cirujano debe conocer todos estos aspectos del envejecimiento facial.

Es posible pensar que el envejecimiento facial evoluciona de lo superficial a lo profundo, y que en la piel tiende a comenzar entre los 20 y 30 años de edad. El daño por la luz se define como la alteración funcional y estructural que se produce en la piel después de la exposición crónica a la radiación ultravioleta del sol. Los cambios estructurales implican adelgazamiento gradual de la epidermis, aplanamiento del borde epidérmico-dérmico, pérdida de colágeno y espesor en la dermis, disminución de la relación de colágeno tipos I a III, y reducción de los componentes celular y proteínico de la piel. La piel laxa con disminución de colágeno se manifiesta por la flacidez y la mayor propensión a arrugarse y hundirse.

La profundización de los tejidos blandos faciales, la laxitud y la atrofia musculares, así como la remodelación y la resorción óseas pueden potenciar la pérdida de la definición facial, mandibular y del cuello. Estos cambios anatómicos se manifiestan clínicamente como ptosis de las cejas, profundización del pliegue nasolabial, aparición de papada, atenuación del ángulo entre el cuello y el mentón, y surgimiento de cuerdas o bandas del músculo cutáneo del cuello (fig. 76–1). Estas características de la cara que envejece son particularmente susceptibles de corrección con ritidectomía, platismaplastia, elevación de la parte media de la cara o elevación de cejas, o ambos procedimientos a la vez.

Figura 76–1.

Características clásicas del envejecimiento facial: (A) ptosis de la ceja; (B) descenso del tercio medio facial; (C) pliegue nasolabial; (D) papada excesiva; (E) líneas de marioneta; (F) pliegue anterior de la papada, y (G) formación de cuerdas o bandas del músculo cutáneo del cuello.

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