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Este capítulo analiza los signos vitales (temperatura, pulso, respiraciones y presión arterial [BP, blood pressure]), seguidos de medidas del tamaño corporal (altura, peso e índice de masa corporal [BMI, body-mass-index]) y finaliza con la evaluación del dolor.
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¿Por qué se denominan signos vitales a la temperatura, el pulso, la respiración y la BP? Éstos son los signos de la vida (latín, vitalis, de vita, “vida”); su presencia confirma la vida, y su ausencia, la muerte. Cuanto más anormales se vuelven estos parámetros, por separado, pero sobre todo en combinación, mayor es la amenaza de vida. Desde la antigüedad, los médicos utilizan la temperatura de la piel, el pulso y la respiración como signos pronóstico. En tiempos más recientes, se descubrió que la BP tiene un valor predictivo similar; se han escrito textos completos acerca de la interpretación del pulso, la fiebre y los patrones respiratorios. Ahora es evidente que estos signos son insuficientes para establecer un diagnóstico específico; por otro lado, son indicadores sensibles de la fisiología desordenada, y son útiles para formular hipótesis fisiopatológicas y diagnósticos diferenciales. Guardan relación estrecha con la gravedad de la enfermedad y el resultado.
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La temperatura corporal interna está sometida a una regulación estricta para mantener la función de los órganos vitales, de manera destacada, la del cerebro. La desviación de la temperatura mayor de 4 °C por encima o por debajo de lo normal puede producir una disfunción celular con mortalidad potencial. El hipotálamo, que mantiene un punto de ajuste de la temperatura, regula la temperatura interna. El sistema nervioso autónomo mantiene la temperatura corporal mediante la regulación del flujo sanguíneo, la conducción del calor de los órganos internos a la piel y mediante la inervación de las glándulas sudoríparas. El aumento del flujo sanguíneo y la dilatación de los capilares cutáneos irradian calor por pérdida conductiva, mientras que el sudor aumenta la pérdida de calor por evaporación. Las adaptaciones del comportamiento también son importantes. En condiciones de calor, las personas se vuelven menos activas en busca de sombra o un ambiente más fresco. La disminución de la temperatura corporal se contrarresta con escalofríos, que generan calor, y adaptaciones del comportamiento como ponerse ropa abrigada y buscar un ambiente más cálido. El aumento sostenido de la temperatura indica un cambio en el punto de ajuste hipotalámico, ya sea incremento de la producción de calor, disminución de la disipación de calor, falla de los sistemas reguladores o cualquier combinación de éstos.
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Se debe registrar la temperatura del paciente en cada visita para establecer una línea basal para referencia futura. Las desviaciones de esta línea de base son fiebre o hipotermia. Las escalas de los termómetros clínicos son Fahrenheit o Celsius. Los equivalentes clínicos que conviene recordar son 35 °C = 95 °F, 37 °C = 98.6 °F y ...