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PRESENTACIÓN DE LIBRO DE TEXTO
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Los pacientes con cirrosis pueden mantenerse asintomáticos o tener síntomas leves, como fatiga. Algunos tienen las manifestaciones típicas de encefalopatía e hipertensión portal: ascitis, edema, hemorragia por varices o hiperesplenismo.
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ASPECTOS SOBRESALIENTES DE LA ENFERMEDAD
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Etiología.
Causas más frecuentes.
Alcohol.
Hepatitis B o C crónica.
Esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD, nonalcoholic fatty liver disease).
Hemocromatosis.
Causas menos frecuentes.
Fármacos y toxinas (isoniazida, metotrexato, amiodarona).
Hepatitis autoinmunitaria.
Enfermedades metabólicas genéticas (enfermedad de Wilson, deficiencia de antitripsina α1, enfermedades por almacenamiento de glucógeno, porfiria).
Infecciones. (schistosomiasis, echinococcosis brucellosis)
Cardiaca.
Cirrosis biliar primaria o secundaria.
Las dos causas más frecuentes de cirrosis en Estados Unidos son enfermedad hepática alcohólica y hepatitis C crónica.
Fisiopatología.
La fibrosis avanzada, o cirrosis, causa distorsión estructural de la vasculatura hepática y disfunción endotelial que conduce a:
Desviación directa de la sangre que ingresa al hígado a través de la vena porta hacia el sistema de salida de la vena hepática.
Disfunción de los hepatocitos debido a la pérdida de los sinusoides normales.
Aumento de la resistencia intrahepática, o hipertensión portal.
Mayor riesgo de carcinoma hepatocelular relacionado con la actividad regeneradora y daño al DNA.
Las consecuencias de la cirrosis y la hipertensión portal incluyen:
Formación de colaterales portosistémicas es decir, várices.
Vasodilatación esplácnica.
Vasoconstricción renal e hipoperfusión de los riñones, lo que causa retención de sal y agua.
Aumento del gasto cardiaco.
Disminución de la producción de albúmina y factores de coagulación.
Aumento de la presión hidrostática capilar.
Edema causado por una combinación de retención de sal y agua lo que aumenta las presiones hidrostática e hipoalbuminemia que reduce la presión oncótica intravascular.
Pronóstico.
La mediana de supervivencia desde el diagnóstico de la cirrosis compensada es de 10–13 años.
Hasta 60% de los pacientes evoluciona a la cirrosis descompensada, definida como agravamiento de la hipertensión portal y reducción de la reserva hepática, a los 10 años del diagnóstico.
Las tasas de progresión son muy variables y se relacionan con la causa de la cirrosis, presencia de otra enfermedad hepática, tratamiento disponible (como para la hepatitis B y C crónica) y evitación de toxinas hepáticas (como el alcohol).
La mortalidad a cinco años se aproxima a 85% después de la descompensación, si no se realiza un trasplante.
En pacientes con cirrosis, pero sin várices ni ascitis, la tasa de mortalidad a un año es de 1%.
En aquellos con várices, pero sin ascitis, la tasa de mortalidad a un año es de 3.4%.
En aquellos con várices y ascitis, la tasa de mortalidad a un año es de 20%. De ellos, en quienes tienen hemorragia la mortalidad a un año es de 57%.
La clasificación de Child-Pugh de la gravedad de la cirrosis predice el pronóstico véase capítulo 19, Hemorragia de tubo digestivo.
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DIAGNÓSTICO BASADO EN EVIDENCIAS
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La cirrosis es un diagnóstico patológico que solo ...