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El examen de muestras de orina, sangre y secreciones o exudados genitourinarios dirige a menudo el estudio urológico subsiguiente y con frecuencia establece el diagnóstico. Más de 27 millones de consultas ambulatorias cada año se deben a diagnósticos urológicos frecuentes (Litwin y Saigal, 2012) y es importante que el médico tenga un conocimiento amplio de los métodos de laboratorio disponibles para examinar las muestras apropiadas. El uso prudente de tales pruebas permite el establecimiento rápido, exacto y rentable del diagnóstico probable y dirige el tratamiento de pacientes con enfermedad urológica.
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El análisis de orina es una de las pruebas urológicas más importantes y útiles; no obstante, muy a menudo se descuidan los detalles necesarios y la información significativa pasa inadvertida o se malinterpreta (Simerville et al., 2005). Las causas de un análisis urinario inadecuado incluyen 1) recolección inapropiada, 2) falta de examen inmediato de la muestra, 3) examen incompleto (p,. ej., pocos laboratorios realizan un análisis microscópico, a menos que el médico lo solicite de manera específica), 4) inexperiencia del examinador y 5) apreciación inadecuada de la relevancia de los hallazgos. No hay aplicación para el análisis urinario de rutina en la detección de pacientes, debe reservarse para cuando hay una indicación clínica, como en pacientes con síntomas o signos urinarios (Davis et al., 2012; Anonymous, 2012; Hagan et al, 2018). Los estudios indican que el análisis macroscópico (tira reactiva) tiene valor predictivo limitado para la infección urinaria debido a su baja sensibilidad (44% a 77%) y especificidad (66% a 87%), pero puede ser útil en situaciones específicas, que se describen más adelante (Hessdoerfer et al, 2011; Little et al, 2009, 2010).
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A. Momento de la recolección
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Es mejor examinar la orina que se ha obtenido de manera apropiada en el consultorio. La primera orina de la mañana es útil para la prueba cualitativa en pacientes con posible proteinuria ortostática y para la valoración de gravedad específica como prueba de la función renal en pacientes con neuropatía mínima debida a diabetes o drepanocitosis (Witte et al, 2009). Las muestras de orina que se obtienen en cuanto el paciente ha comido o que se ha dejado sedimentar por unas cuantas horas se vuelve alcalina y, por tanto, puede contener eritrocitos sometidos a lisis, cilindros desintegrados o bacterias que se multiplican con rapidez; por tanto, es más confiable una muestra obtenida pocas horas después de que el paciente ha comido y examinada dentro de la siguiente hora después de orinar. El estado de hidratación del paciente puede alterar la concentración de constituyentes de la orina. La recolección oportuna de la orina (24 horas) ...