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INTRODUCCIÓN

Los procedimientos urorradiológicos intervencionistas se pueden dividir en dos grupos principales: vasculares y percutáneos no vasculares. Los procedimientos intervencionistas percutáneos no vasculares se revisan en otros capítulos. Con respecto a las intervenciones vasculares, la emboloterapia a través de catéter se realiza con frecuencia para tratar la hemorragia urinaria y pélvica. La embolización también se utiliza para la desvascularización tumoral, para el cese de la función renal y para el tratamiento de las várices de la vena testicular y de la vena ovárica. La angioplastia con globo y la colocación de endoprótesis en las arterias renales estenóticas se pueden realizar para la hipertensión secundaria resistente al tratamiento médico. Los aneurismas de la arteria renal también se pueden tratar utilizando técnicas con catéter, como el injerto con endoprótesis y la embolización selectiva. En este capítulo se revisan estas y otras intervenciones intravasculares.

EMBOLIZACIÓN A TRAVÉS DE CATÉTER

Fístulas arteriovenosas (AV) renales, malformaciones AV y seudoaneurismas

La embolización a través de catéter es el tratamiento preferido para las fístulas arteriovenosas renales (AVF, arteriovenous fistulae), que pueden ser congénitas, espontáneas o adquiridas. Las fístulas arteriovenosas yatrógenas son el tipo más comúnmente tratado por embolización a través de catéter. Estos se presentan como una complicación de procedimientos tales como biopsia renal percutánea (Libicher et al., 2006), colocación de nefrostomía y pielolitotomía. Los traumatismos o la cirugía también pueden ocasionar fístulas arteriovenosas. Las fístulas arteriovenosas que ocurren en el riñón trasplantado se tratan con éxito por embolización. El hallazgo angiográfico clásico de la fístula arteriovenosa espontánea o adquirida es una arteria que la irriga con una vena de aparición temprana. Los seudoaneurismas renales se pueden observar con o sin una fístula arteriovenosa asociada. Los suedoaneurismas, a diferencia de los aneurismas verdaderos, no contienen las tres capas normales de la pared arterial. En algunos casos, los seudoaneurismas sólo están contenidos en los tejidos periadventicios adyacentes a un vaso sanguíneo. Estas lesiones se pueden observar no sólo después de la biopsia, sino también después de la nefrectomía parcial. Una malformación arteriovenosa congénita (AVM, arteriovenous malformation) consiste en un grupo de vasos tortuosos, intercomunicados, que pueden estar asociados con aumento de tamaño de las arterias que le dan irrigación y venas que drenan dicha malformación.

Las presentaciones clínicas más comunes son la hematuria y la hemorragia retroperitoneal. Se puede observar insuficiencia cardiaca congestiva en pacientes con malformaciones arteriovenosas grandes de flujo alto. La hipertensión también puede ocurrir en el contexto de cortocircuitos de alto volumen, ya que el parénquima renal normal se torna relativamente isquémico. La angiografía por tomografía computarizada (CTA, computed tomographic angiography) o la angiografía por resonancia magnética (MRA, magnetic resonance angiography) diagnostican y caracterizan estas lesiones vasculares antes de la intervención angiográfica.

Una intervención exitosa requiere la identificación angiográfica, el cateterismo selectivo y la embolización de las arterias de irrigación. Mediante un ...

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