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En Estados Unidos, en 2018, hubo un estimado de 65 340 casos nuevos de tumoraciones renales que condujeron a una cifra estimada de 14 970 muertes, lo que representa 2% a 3% de todos los casos de cáncer (Siegel et al., 2018). La incidencia es dos veces mayor en varones que en mujeres. Aunque la incidencia del adenocarcinoma renal va en aumento en todo el mundo, con las tasas más altas en países desarrollados, la mortalidad estandarizada por edad parece estabilizarse, y en realidad va en descenso en la región oeste/norte de Europa, Estados Unidos y Australia (Znaor et al., 2015). El aumento general de la incidencia está impulsado sobre todo por el incremento en la disponibilidad y uso de los estudios de imagen.
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La tríada típica descrita de hematuria macroscópica, dolor en el flanco y una tumoración palpable ocurre solo en 7% a 10% de los pacientes y, con frecuencia, es una manifestación de enfermedad avanzada. La hematuria macroscópica y microscópica pueden verse hasta en 60% de los pacientes que tienen adenocarcinoma renal (RCC, renal cell carcinoma). Los que se presentan con hematuria también deben evaluarse mediante cistoscopia para descartar carcinoma urotelial. Otra posibilidad es que los pacientes se presenten con disnea, tos y dolor óseo, que son síntomas típicos causados por metástasis. Sin embargo, con el uso creciente de las imágenes, alrededor de 60% a 70% de los tumores renales se detectan de manera incidental (Herts et al., 2018; Novara et al., 2010).
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B. Síndromes paraneoplásicos
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El adenocarcinoma renal se relaciona con un amplio espectro de síndromes paraneoplásicos, incluidos policitemia, trombosis, hipercalcemia, caquexia, fiebre, hipertensión y disfunción hepática, que puede estar impulsada por la expresión de VEGF (Ding et al., 2013). Aunque estas manifestaciones se informan en 10% a 40% de los pacientes con RCC, es probable que esta sea una sobreestimación debida al sesgo de publicación (Hegemann et al., 2018). Los síntomas paraneoplásicos no se relacionan con una etapa mayor de la enfermedad y deben considerarse como un diagnóstico de exclusión (Kim et al., 2003).
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La hipercalcemia es la complicación paraneoplásica más frecuente del adenocarcinoma renal y se han informado hasta en 13% de los pacientes con RCC (Kim et al., 2003). La hipercalcemia puede ser resultado de la producción de un péptido relacionado con la hormona paratiroidea (PTHrP, parathyroid hormone-related peptide) que simula la función de esta hormona (Papworth et al., 2005; Goldner, 2016). El RCC es la causa más frecuente de eritrocitosis paraneoplásica, que se informa en 3% a 10% de los pacientes con este tumor (Sufrin et al., 1989). En 1961, Stauffer describió un síndrome reversible ...