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La vejiga neurógena es un término que se usa para describir la disfunción de las vías urinarias bajas (LUT, lower urinary tract) resultante de una enfermedad o alteración neurológica. Este no es un término homogéneo, sino que más bien abarca cualquier problema neurológico que pueda afectar la vejiga. La alta prevalencia de disfunción de las vías urinarias bajas en individuos con trastornos neurológicos es representativa del complejo control del sistema nervioso en las vías urinarias. El nivel y la gravedad de la lesión neurógena pueden manifestarse como síntomas variables, pero a menudo predecibles, que van desde trastornos del almacenamiento hasta aquellos con disfunción de la micción (Panicker et al., 2015). El diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado de la función de las vías urinarias bajas en la población con lesión neurógena consisten en dos objetivos principales: 1) preservar la seguridad del almacenamiento en la vejiga con baja presión y vaciado adecuado y 2) mantener una calidad de vida razonable en relación con la micción. En este capítulo se revisa el control neural de las vías urinarias bajas en un individuo con buen estado de salud, la disfunción de las vías urinarias bajas asociada con varios diagnósticos neurológicos, el estudio diagnóstico y su tratamiento.
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CONTROL NEURAL DE LAS VÍAS URINARIAS BAJAS
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La función de las vías urinarias bajas (LUT, lower urinary tract) representa una compleja interacción de circuitos autonómicos y somáticos con el objetivo de mantener una vejiga con baja presión durante el llenado y el vaciado voluntario periódico de la vejiga. Los circuitos neurales normales permiten a un individuo cambiar voluntariamente entre las fases de almacenamiento y micción, con base en la percepción de llenado de la vejiga y con la valoración de si es el momento adecuado para orinar (Panicker et al., 2015).
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El sistema nervioso autónomo consiste en la inervación parasimpática y simpática. Los nervios simpáticos se originan en los segmentos de la médula espinal toracolumbar T10/T11 a L2 o L3. Estos nervios abarcan el ganglio simpático lumbar y se unen al nervio presacro en el plexo hipogástrico superior (fig. 28–1). Los nervios posganglionares simpáticos liberan noradrenalina, que activa 1) receptores β-adrenérgicos, que inhiben el músculo detrusor, causando relajación vesical; 2) receptores α-adrenérgicos en la vejiga y el cuello vesical, causando contracción del cuello vesical; y 3) receptores β-adrenérgicos en los ganglios vesicales (Andersson y Arner, 2004).
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La inervación parasimpática se origina de los segmentos de la médula espinal S2–S4 como fibras nerviosas preganglionares que convergen en el nervio pélvico. Este nervio se dirige hacia lo profundo de la pelvis ...