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En urología pediátrica muchos avances tecnológicos han creado la ilusión de que la exploración física no es tan importante como lo era antes. Por ejemplo, la ultrasonografía escrotal, un estudio demasiado sensible, sirve ahora para diagnosticar casos de torsión testicular y ha permitido observar con gran precisión el flujo testicular y desarrollar nuevos signos, como el del remolino (Esposito et al, 2014), el cual ha incrementado la sensibilidad y la especificidad de la ecografía escrotal (Agrawal et al, 2014). A finales de la década de 1990, las decisiones quirúrgicas se sustentaban sobre todo en la exploración física, pero en la actualidad lo hacen en gran medida en estudios diagnósticos de imagen. Esto es favorable porque ofrece mejores resultados globales, si bien atenúa la práctica de los procedimientos de exploración física e historia clínica adecuados y la identificación de manifestaciones sutiles que pueden detectarse en la revisión. Este capítulo resume el arte de elaborar la historia clínica y la exploración física, de tal manera que puedan utilizarse para complementar las nuevas tecnologías, en vez de suplantarlas por estas.
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INTERACCIÓN CON LOS PACIENTES Y SUS FAMILIARES
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Para realizar una historia clínica y una exploración física detalladas, los pacientes y sus familiares deben sentirse cómodos, ya sea en la clínica, el departamento de urgencias o el área de hospitalización (Chiocca, 2010a). Los médicos deben atender al paciente y sus familiares de forma calmada, pero confidente. Es útil reunir toda la información posible acerca del paciente antes de la visita. Esto supone no solo revisar los archivos médicos y los estudios de imagen, sino también considerar las interacciones entre los familiares y el personal médico y de enfermería. Entrar al consultorio sin información complica la visita de forma innecesaria. Luego de obtener los datos, el siguiente paso es conocer al paciente y su familia, y realizar la anamnesis y la exploración física. Para obtener los mejores resultados deben seguirse ciertos pasos, según sean la edad del paciente, su diagnóstico y otras anomalías médicas, los cuales se revisan más adelante.
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El uso de la información de los pacientes y las interacciones con ellos se basan en las guías de la HIPAA Privacy Rule (Herold y Beaver, 2010). Además de la privacidad de los expedientes médicos, estas normas también incluyen la información verbal que debe ofrecerse a los pacientes y sus familiares. Antes de analizar con ellos cualquier información del paciente, es importante establecer quién es el responsable legal y la identidad de las otras personas acompañantes. Esto puede realizarse de forma muy educada y cómoda con frases como “hola, soy el doctor Smith, ¿y usted es?, ¿y usted?”. Esta también es una manera de propiciar confianza, tal y como ocurre cuando se conoce a una persona en una situación social.
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Por último, es necesario recordar que nunca debe explorarse al individuo antes de presentarse ...