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Todas las operaciones conllevan riesgos inherentes de complicaciones posoperatorias, las cuales varían desde complicaciones relativamente comunes, como infecciones de herida superficiales, hasta otras complicaciones sistémicas, como accidentes cerebrovasculares. Todas las complicaciones, independientemente de su gravedad, importan, y aumentan el riesgo de mortalidad, estancia más prolongada en el hospital y readmisiones. Las agencias como los Centers for Medicare & Medicaid Services (CMS) reconocen la importancia de estos eventos, y ahora enlazan los reembolsos financieros con la calidad quirúrgica por medio de varias medidas de complicaciones (cuadro 5–1). Por consiguiente, las complicaciones posoperatorias tienen repercusiones no sólo sobre los pacientes, sino también sobre los proveedores de cuidados de la salud y los sistemas de atención médica. A fin de reducir estas complicaciones, los cirujanos deben estar conscientes de los factores de riesgo del paciente, tener la capacidad de diagnosticar la complicación, y estar bien versados en su manejo.
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En este capítulo se comentan de manera sistemática las complicaciones tanto menores como mayores que pueden ocurrir durante el posoperatorio. El objetivo es equipar a los lectores con el conocimiento para identificar, comprender y reducir las complicaciones posoperatorias con estrategias no operatorias y operatorias; dicho conocimiento es necesario para alcanzar el mejor resultado posible para todos los pacientes quirúrgicos.
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COMPLICACIONES DE LA HERIDA
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Las complicaciones de la herida son causas comunes de complicaciones posoperatorias tempranas y tardías. Las alteraciones en los pasos del proceso de cicatrización pueden llevar a la formación de seromas y hematomas, infecciones del sitio quirúrgico (SSI, surgical site infections), escapes anastomótico, e incluso dehiscencia de la herida.
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Un seroma es una acumulación de líquido localizada que no contiene pus o sangre. Los seromas están compuestos de líquido seroso que llena un espacio vacío después de la elevación de colgajos de piel y transección de canales linfáticos (p. ej., mastectomía, reparaciones de hernia); estas acumulaciones de líquido retrasan la cicatrización y aumentan el riesgo de infección de la herida. Los seromas en ocasiones se resuelven por sí solos, pero si son problemáticos, es factible evacuarlos de manera electiva mediante aspiración con aguja. Tal vez se necesiten aspiraciones con aguja repetidas para seromas recurrentes. Una opción es aplicar vendajes compresivos para ocluir escapes linfáticos y limitar la reacumulación. En caso de seromas de la ingle, que son comunes después de operaciones vasculares, lo mejor es dejar que se resorban sin aspiración, porque los riesgos que plantea la introducción de una aguja ...