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INTRODUCCIÓN

La oftalmología es una especialidad que progresa con rapidez y ha evolucionado sustancialmente en la última década. Las innovaciones en técnicas quirúrgicas y bancos de tejidos, así como los desarrollos en dispositivos e implantes quirúrgicos oftálmicos, permiten un abordaje cada vez más sofisticado para la cirugía de la especialidad. Los avances en la obtención de imágenes de la microanatomía del ojo facilitan el diagnóstico y guían el tratamiento. No obstante, la mayoría de los diagnósticos en oftalmología se realiza después de antecedentes específicos y exploración física cuidadosa, sin la necesidad de equipo sofisticado.

EXAMEN DEL OJO

La evaluación del ojo y de sus anexos requiere la recopilación de una buena historia clínica, la valoración de la función visual y la exploración física ocular. En ocasiones, es preciso realizar exámenes especiales para identificar trastornos oculares específicos o establecer si el sujeto padece enfermedades sistémicas asociadas.

El equipo básico que se requiere en el consultorio no oftalmológico para un examen de rutina ocular incluye los siguientes elementos: 1) carta o póster para medición de la agudeza visual; 2) linterna de mano; 3) oftalmoscopio y 4) tonómetro.

Los fármacos esenciales que se requieren son: 1) anestésico tópico como proparacaína a 0.5% o tetracaína a 0.5%; 2) tiras de fluoresceína y 3) gotas dilatadoras, como fenilefrina a 2.5% o tropicamida a 0.5–1%.

Historia clínica

Además de indagar la queja principal, determinar si la pérdida visual es monocular o binocular, central o periférica y dolorosa o indolora es un primer paso clave para definir mejor el diagnóstico diferencial. Se debe obtener la historia clínica (incluso trastornos oftálmicos conocidos, cirugía ocular o traumatismos previos, uso de lentes de contacto y antecedentes familiares importantes). También debe incluirse revisión de los antecedentes médicos y todos los medicamentos ingeridos.

Prueba de la agudeza visual

Debe determinarse en todos los pacientes la agudeza visual central, utilizando los lentes o gafas del paciente si están disponibles. La gráfica de Snellen es la de uso más frecuente; el paciente enfrenta la prueba a una distancia de 6 m (20 pies). Cada ojo debe probarse por separado. La agudeza visual corresponde a la línea más pequeña que el paciente es capaz de leer. El sujeto que no consigue nombrar la letra más grande en el cuadro (por lo general, una letra 20/200) debe acercarse progresivamente hasta que consiga visualizarla y esa distancia se registra. Si la persona no reconoce las letras, se debe realizar la prueba para contar dedos, ver el movimiento de la mano o percibir la luz. Si no hay una gráfica de visión disponible, la capacidad de leer letra pequeña o una tarjeta de identificación proporciona información útil. Los niños preescolares o las personas analfabetas se evalúan con la gráfica E o la de imágenes de Allen.

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