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INTRODUCCIÓN

La frecuencia de enfermedades quirúrgicas es la misma en pacientes embarazadas y no embarazadas. En alrededor de 1.5–2% de todos los embarazos se requiere intervención quirúrgica no obstétrica. Con frecuencia, los síntomas iniciales de los trastornos quirúrgicos son similares en pacientes gestantes y no gestantes. Los trastornos más comunes que demandan cirugía en el embarazo son la apendicitis, colecistitis, obstrucción intestinal, torsión de los anejos, traumatismos y enfermedades cervicales y mamarias. Es posible realizar un número limitado de estudios imagenológicos durante el embarazo si sus resultados alterarían en forma significativa el manejo. El segundo trimestre es el periodo preferido para la cirugía que no es urgente. En ningún trimestre debe demorarse la cirugía si se sospecha infección sistémica o enfermedad grave, ya que esto se relaciona con mayor riesgo para la madre y el feto; cuando sea posible, debe usarse anestesia regional. El embarazo no cambia el pronóstico, el cual depende en gran medida del grado de enfermedad al momento del diagnóstico. El abordaje multidisciplinario con medicina materno-fetal, cirugía, anestesia y neonatología durante la planeación del tratamiento resulta invaluable para obtener resultados óptimos tanto para el feto como para la madre.

En alrededor de 1.5–2% de todos los embarazos se llevan a cabo cirugías aparte de la cesárea. Las alteraciones en anatomía y fisiología, al igual que los riesgos potenciales para la madre y el feto, dificultan el diagnóstico y manejo de los trastornos quirúrgicos durante el embarazo. Lo mejor para la madre y del feto es establecer una adecuada colaboración activa entre el obstetra y el anestesiólogo, neonatólogo y cirujano general durante el periodo de diagnóstico y manejo de los trastornos quirúrgicos no obstétricos. Es imperativo que el obstetra esté bien informado sobre la influencia que tiene este tipo de enfermedades sobre el embarazo y viceversa, los riesgos de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos sobre el feto y el manejo apropiado del parto prematuro en el periodo posoperatorio inmediato.

Los trastornos quirúrgicos quizá sean incidentales o se relacionen de manera directa con el embarazo. La valoración diagnóstica requiere de la obtención cuidadosa y sensible de los signos físicos, que en ocasiones demanda que no se empleen auxiliares diagnósticos complejos que implican riesgo para el feto en desarrollo. La buena capacidad de juicio acerca del momento oportuno, los métodos y el grado del tratamiento resulta importante. En ausencia de peritonitis, perforación de vísceras o hemorragia, los trastornos quirúrgicos durante la gestación por lo general tienen pocos efectos sobre el funcionamiento de la placenta y el desarrollo fetal.

CONSIDERACIONES RELACIONADAS CON LA MADRE

El embarazo se acompaña de cambios fisiológicos y anatómicos que alteran la valoración y manejo de la paciente de cirugía. El aumento de 30 a 50% en el volumen de plasma durante el embarazo afecta el gasto cardiaco y puede alterar la distribución de los fármacos y los resultados en análisis de laboratorio. Existe un ...

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