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CAMBIOS CARDIOVASCULARES EN EL EMBARAZO NORMAL

Las adaptaciones hemodinámicas del embarazo se dirigen a aumentar el flujo sanguíneo hacia la unidad feto-placentaria en desarrollo; tales alteraciones en ocasiones imponen una carga sobre el sistema cardiovascular materno, y llevar a signos y síntomas similares a los que se observan en la enfermedad cardiaca. Las mujeres con enfermedad cardiovascular preexistente están en riesgo particularmente alto, porque llegan a mostrar deterioro clínico acentuado en el transcurso del embarazo.

El volumen sanguíneo empieza a aumentar en etapas tan tempranas como las seis semanas de gestación, y sigue aumentando hasta la mitad del embarazo. El incremento del volumen plasmático mediado por hormonas es desproporcionadamente más alto que la masa eritrocitaria, lo que da por resultado la llamada anemia fisiológica del embarazo. Como resultado de incremento del volumen sistólico y de la frecuencia cardiaca, el gasto cardiaco (CO, cardiac output) aumenta 50% por arriba del estado que se observa cuando no hay embarazo, (se incrementa 10 a 20 latidos/minuto), es máximo a la mitad del segundo trimestre, y a partir de entonces alcanza una meseta. La contractilidad miocárdica mejora, las cavidades de la aurícula y el ventrículo izquierdos aumentan de tamaño, y la resistencia vascular periférica disminuye (efectos de la progesterona, las prostaglandinas circulantes, los péptidos natriuréticos auriculares, el óxido nítrico endotelial, y el lecho vascular de baja resistencia de la placenta). En la mayoría de las mujeres, la presión arterial sistémica disminuye durante el primer trimestre, alcanza un punto más bajo, permanece estable durante el segundo trimestre, y vuelve a las cifras pregestacionales antes del término. La reducción de la presión diastólica es más pronunciada que la de la presión sistólica debido a los efectos vasodilatadores de la progesterona que llevan a una presión del pulso amplia. Sin embargo, datos recientes han sugerido que las mujeres con obesidad o sobrepeso pueden experimentar presión sistémica más alta durante el primer trimestre, con aumento continuo durante todo el embarazo, en comparación con las mujeres que tienen peso normal ―aún se está investigando esta relación.

Tales alteraciones hemodinámicas pueden llevar a signos y síntomas de embarazo normal (cuadro 27–1). La reducción de la tolerancia al ejercicio, y la fatigabilidad fácil, pueden explicarse en parte por una combinación de aumento de peso y la anemia fisiológica del embarazo. La hiperventilación durante el embarazo probablemente se relaciona con el efecto de la progesterona sobre el centro respiratorio. Es importante diferenciar entre hiperventilación y disnea, que es un hallazgo común en pacientes con insuficiencia cardiaca. La crepitación en ambas bases pulmonares durante el embarazo normal puede producirse por atelectasia que aparece por compresión basal de los pulmones debido al agrandamiento del útero y el incremento subsiguiente de la presión intraabdominal, que también propicia ortopnea. Otro síntoma común en el embarazo son las palpitaciones, que casi siempre se deben a la circulación hiperdinámica propia del embarazo, más que a arritmias.

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