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INTRODUCCIÓN

La monitorización fetal electrónica eclipsó a la auscultación fetoscópica periódica del latido cardiaco fetal a finales de la década de 1960 (Hon, 1958). Se esperaba que la representación continua en papel graficado de la frecuencia cardiaca fetal (FHR, fetal heart rate), llamada cardiotocografía, reflejaría los acontecimientos fisiopatológicos del feto. Al principio, la monitorización electrónica de la FHR se utilizaba sobre todo en embarazos complicados. Ahora, más de 85% de los recién nacidos vivos en Estados Unidos se somete a este procedimiento (Ananth, 2013).

MONITORIZACIÓN FETAL ELECTRÓNICA

Monitorización electrónica interna (directo)

La valoración directa de la FHR se realiza al colocar un electrodo espiral bipolar directo en el feto (fig. 24–1). El electrodo de alambre penetra la piel cabelluda fetal y el segundo polo es un ala metálica en el electrodo. La onda P, el complejo QRS y la onda T de la señal cardiaca eléctrica fetal son amplificados y alimentados en un cardiotocómetro para calcular la frecuencia cardiaca. La porción del electrocardiograma (ECG) fetal que se detecta con más precisión es el voltaje máximo de la onda R. El tiempo (t) en milisegundos entre las ondas R fetales se alimenta a un cardiotocómetro, y con la llegada de cada onda R nueva se ajusta una nueva FHR (fig. 24–2). El fenómeno de calcular la FHR entre una R y la siguiente de manera continua se conocía como variabilidad latido a latido y ahora se llama variabilidad basal. Cuando existe, las extrasístoles auriculares (PAC, premature atrial contractions) fetales promueven que el cardiotocómetro busque de manera rápida y errática nuevas frecuencias cardiacas creando el “pico” que se muestra en la figura 24–3.

FIGURA 24–1

Con la monitorización electrónica interna fetal se adhiere un electrodo bipolar al cuero cabelludo del feto para detectar los complejos QRS (F). Algunas veces también se detecta el corazón materno y su complejo eléctrico (M).

FIGURA 24–2

Las señales electrocardiográficas de la piel cabelluda fetal se utilizan para calcular la frecuencia cardiaca continua entre latidos. Un cardiotocómetro utiliza los intervalos (t1, t2, t3) en milisegundos entre las ondas R fetales sucesivas para calcular la frecuencia cardiaca fetal instantánea. En este ejemplo, el intervalo t2 tiene complejos muy pegados, lo que indica una frecuencia cardiaca un poco más acelerada. Esto se refleja en la elevación vertical de la gráfica del cardiotocómetro. ECG, electrocardiograma; PAC, extrasístole auricular.

FIGURA 24–3

Trazo estándar de la monitorización de la frecuencia cardiaca fetal usando un electrodo en la piel cabelluda del feto. Los picos de la frecuencia fetal reflejan extrasístoles auriculares.

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