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Las mujeres embarazadas son susceptibles a cualquier enfermedad médica y quirúrgica que puede afectar a las mujeres en edad fértil. Las enfermedades crónicas preceden a menudo al embarazo y una afección aguda puede complicar un embarazo por lo demás normal. Tanto los trastornos crónicos como los agudos aumentan el riesgo de hospitalización prenatal. Casi 10% de las mujeres embarazadas se hospitaliza en la etapa prenatal y casi 33% por enfermedades no obstétricas, entre ellas enfermedades renales, pulmonares e infecciosas (Gazmararian, 2002). La tasa de hospitalización por traumatismos se aproxima a cuatro ingresos por cada 1 000 partos (Kuo, 2007). Las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo tienen una mayor incidencia de hospitalización (Mitra, 2018). Por último, 1% a 2% de las mujeres embarazadas se someten a un procedimiento quirúrgico no obstétrico (Tolcher, 2018).
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Los obstetras deben tener un conocimiento práctico de las enfermedades comunes de las mujeres de edad fértil. Muchas de ellas se hallan dentro del ámbito del obstetra general. Sin embargo, otros trastornos exigen la valoración de un especialista en medicina maternofetal y otros la participación de un equipo multidisciplinario. Este último puede incluir internistas, subespecialistas, cirujanos y anestesiólogos (Levine, 2016). La Society for Maternal-Fetal Medicine (2014) ha redefinido aspectos de la atención materna y ha propuesto trastornos que requieren atención especializada.
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El tratamiento nunca debe retrasarse porque una mujer esté embarazada. Para garantizar esto y permitir una atención individualizada se deben formular varias preguntas:
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¿Qué tratamiento se recomendaría si la mujer no estuviera embarazada?
Si el tratamiento propuesto es diferente porque la mujer está embarazada, ¿puede justificarse?
¿Cuáles son los riesgos y beneficios para la madre y su feto, y cuál la posibilidad de que estos se contrapongan?
¿Se puede diseñar un plan terapéutico individualizado que equilibre los riesgos y los beneficios?
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FISIOLOGÍA MATERNA Y RESULTADOS DE ANÁLISIS DE LABORATORIO
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El embarazo induce cambios fisiológicos en casi todos los aparatos y sistemas. Muchos de ellos se revisan en el capítulo 4 y en los capítulos posteriores de esta sección. A su vez, con frecuencia también se alteran numerosos resultados de los estudios de laboratorio. Algunos valores se considerarían anormales en la mujer no embarazada. Por el contrario, algunos parecen encontrarse dentro de un intervalo normal, pero son del todo anormales para la mujer embarazada. Estos cambios pueden complicar la valoración de las afecciones coexistentes. Para facilitar la interpretación, en el Apéndice se enumeran los valores normales de laboratorio durante el embarazo.
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Por fortuna, la mayor parte de los fármacos necesarios para tratar las enfermedades frecuentes durante el embarazo se puede administrar con relativa seguridad (Briggs, 2017). En el capítulo 8 y a lo largo de esta obra se señalan excepciones notables. Los riesgos y beneficios de administrar fármacos durante ...