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En el último siglo, la frecuencia de tromboembolia venosa (VTE, venous thromboembolism) durante el puerperio se redujo de manera considerable gracias a la deambulación temprana sistemática. A pesar de este y otros avances en la prevención y tratamiento, la tromboembolia es todavía la causa principal de morbimortalidad materna (Abe, 2019). La tromboembolia pulmonar representó casi 10% de las muertes relacionadas con el embarazo en Estados Unidos entre 2011 y 2015 (Creanga, 2017; Petersen, 2019).
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La frecuencia absoluta de VTE durante el embarazo es reducida: 1 o 2 casos por 1 000 embarazos. Sin embargo, el riesgo es cinco veces mayor que entre las mujeres no embarazadas (Greer, 2015). El número de casos identificados antes del parto y en el puerperio es similar. Sin embargo, la trombosis venosa profunda aislada es más frecuente antes del parto y la embolia pulmonar es más común en el puerperio. Durante las primeras seis semanas del puerperio, la frecuencia calculada de una complicación tromboembólica es de 22 acontecimientos por 100 000 nacimientos. Aunque todavía es elevado, el riesgo desciende a unos 3 casos por 100 000 nacimientos durante el segundo periodo de seis semanas del puerperio (Kamei, 2014). Hasta 2% de estas mujeres padece síndrome postrombótico (Govindappagari, 2020).
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Rudolf Virchow (1856) postuló que la estasis, el traumatismo local de la pared vascular y la hipercoagulación predisponen a la trombosis venosa. Durante el embarazo, el riesgo de cada uno de estos se eleva. La compresión de las venas pélvicas y la vena cava inferior que se halla en aumento provoca que el sistema venoso de las extremidades inferiores sea en especial propenso a la estasis. Marik y Plante (2008) informaron una reducción de 50% de la velocidad de la circulación venosa de las piernas que dura desde el principio del tercer trimestre hasta las seis semanas de puerperio. Esta estasis constituye el factor de riesgo predisponente más constante de la trombosis venosa. La estasis venosa, el parto, la preeclampsia y la septicemia contribuyen a la lesión celular endotelial. Por último, como se menciona en el Apéndice, la síntesis de la mayor parte de los factores de la coagulación aumenta en grado considerable durante el embarazo y favorece la coagulación.
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En el cuadro 55–1 aparecen los factores de riesgo para sufrir VTE durante el embarazo. El más importante es el antecedente personal de trombosis. De manera específica, entre 15% y 25% de los casos de VTE durante el embarazo corresponde a episodios recurrentes (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2020b). Otro factor de riesgo individual importante es la trombofilia de origen genético. Se calcula que entre 20% y 50% de las mujeres que sufren una trombosis venosa durante el embarazo o puerperio poseen algún trastorno genético procoagulante subyacente identificable (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2020a).
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