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La aterosclerosis es la principal causa de muerte tanto para hombres como para mujeres en el mundo occidental. Los fármacos que se tratan en este capítulo previenen las secuelas de este trastorno (ataques cardiacos, angina, enfermedad arterial periférica, accidente vascular cerebral isquémico), y disminuyen la mortalidad en pacientes con antecedentes de enfermedad cardiovascular e hiperlipidemia. Aunque por lo general los medicamentos son seguros y efectivos, pueden causar problemas que incluyen interacciones medicamentosas y reacciones tóxicas en el músculo esquelético y el hígado.
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El desarrollo prematuro o acelerado de la aterosclerosis guarda una fuerte relación con las concentraciones elevadas de ciertas lipoproteínas plasmáticas, en especial las lipoproteínas de baja densidad (LDL, low-density lipoproteins) que participan en el transporte de colesterol. Una concentración reducida de lipoproteínas de alta densidad (HDL, high-density lipoproteins) también se relaciona con mayor riesgo de aterosclerosis. En algunas familias, la hipertrigliceridemia correlaciona de manera similar con la aterosclerosis. La quilomicronemia ―la aparición de quilomicrones en el suero durante el ayuno― es un rasgo recesivo que correlaciona con una alta incidencia de pancreatitis aguda y se trata mediante la restricción de la ingesta total de grasas (cuadro 35–1).
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