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El sistema inmunitario es esencial para la protección contra los agentes patógenos; sin embargo, cuando se desregula, sus poderosos mecanismos destructivos causan más daño que bien; los ejemplos incluyen reacciones de hipersensibilidad, trastornos autoinmunitarios y rechazo de tejidos trasplantados. Los fármacos que inhiben los mecanismos inmunitarios desempeñan un papel importante en el tratamiento de estas afecciones. Cada vez más, los anticuerpos monoclonales que se dirigen a proteínas con funciones clave en las respuestas inmunitarias están en desarrollo como agentes inmunosupresores. En algunas situaciones, los fármacos que potencian la respuesta inmunitaria proporcionan beneficios. Un número creciente de otras afecciones dependen ahora de los anticuerpos monoclonales como agentes terapéuticos (cáncer, afecciones cardiovasculares, HIV, etc.). Un pequeño subconjunto de estos fármacos más nuevos se ha retirado del mercado debido al surgimiento de toxicidades.
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MECANISMOS INMUNITARIOS
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Por medio de las acciones concertadas de los componentes del complemento, las células fagocíticas y las células citolíticas (o “asesinas naturales” [NK, natural killer]), el sistema inmunitario innato inicia la defensa contra microorganismos patógenos y agresiones antigénicas. Si la respuesta innata es inadecuada, se moviliza la respuesta inmunitaria adaptativa; esto culmina en la activación de los linfocitos T, los efectores de la inmunidad mediada por células, y la producción de anticuerpos por los linfocitos B activados, los efectores de la inmunidad humoral. Es posible identificar los subconjuntos de linfocitos que median en diferentes partes de la respuesta inmunitaria mediante componentes específicos de la superficie celular o grupos de diferenciación (CD, clusters of differentiation). Por ejemplo, las células T colaboradoras (TH, helper T) portan el complejo proteínico CD4, mientras que los linfocitos T citotóxicos expresan el complejo proteínico CD8.
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B. Reconocimiento y procesamiento de antígenos
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Este paso inicial crítico en la respuesta inmunitaria adaptativa incorpora células presentadoras de antígeno (APC, antigen-presenting cells), como lo son las células dendríticas, macrófagos y linfocitos B, que procesan los antígenos en pequeños péptidos que los receptores de las células T (TCR, T-cell receptors) en la superficie de las células TH CD4 reconocen (figura 55–1). Las moléculas de superficie celular presentadoras de antígenos más importantes son las proteínas del complejo principal de histocompatibilidad (MHC, major histocompatibility complex) de clases I y II, reconocidas por las células T CD8 y CD4, respectivamente. La activación de las células TH por el complejo MHC de clase II-péptido requiere la participación de moléculas coestimuladoras y de adhesión además de la activación de los receptores de las células T.
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