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INTRODUCCIÓN

Por lo general, el término demencia vascular se utiliza para describir a un subgrupo de casos de demencia secundarios en particular a una o más apoplejías sintomáticas. Considerada así, la demencia vascular suele ser la segunda causa más frecuente de demencia, superada solo por la enfermedad de Alzheimer (cap. 431), y es en especial frecuente en las poblaciones con acceso médico limitado, en las que los factores de riesgo vascular no reciben el tratamiento adecuado. En fecha reciente, esta definición relativamente limitada se amplió de forma notable para incluir la afectación total de la enfermedad cerebrovascular sobre el deterioro cognitivo vinculado con la edad. El término contribuciones vasculares al deterioro cognitivo y demencia (VCID, vascular contributions to cognitive impairment and dementia) refleja la observación de que en los ancianos son muy frecuentes los cambios patológicos de la vasculatura cerebral y contribuyen al deterioro cognitivo, ya sea que ocurran de manera aislada o, con más frecuencia, junto con otros procesos neurodegenerativos. El concepto de las VCID es una faceta de la interpretación contemporánea del deterioro cognitivo que acompaña a la edad como secundario a los efectos acumulativos de cambios neuropatológicos definidos y superpuestos. Al parecer, las demencias multifactoriales o “mixtas” son más frecuentes que las demencias por una sola causa y, por lo tanto, representan la regla y no la excepción.

La apoplejía sintomática y las lesiones vasculares asintomáticas, que por lo general se identifican por medio de una resonancia magnética (MRI, magnetic resonance imaging) cerebral, contribuyen en gran medida al deterioro cognitivo. Cerca de 50% de los supervivientes de una apoplejía padece cuando menos algún deterioro cognitivo y aumenta de manera gradual con los periodos más prolongados de seguimiento. Asimismo, los estudios poblacionales demuestran un riesgo mucho mayor de padecer deterioro cognitivo entre las personas sin apoplejía sintomática pero con evidencia de enfermedad cerebrovascular en la MRI. El riesgo elevado de deterioro cognitivo ulterior o demencia que confieren los indicadores de la MRI sobre el daño vascular cerebral silencioso destaca el efecto acumulado que tienen las lesiones pequeñas distribuidas en el cerebro, a menudo vinculadas con vasculopatía cerebral de vasos pequeños, sobre la función cerebral. La correlación entre el desempeño cognitivo durante la vida con la neuropatología posmortem respalda aún más este contexto. El análisis de grandes muestras comunitarias demuestra contribuciones independientes a la disfunción y deterioro cognitivos de los infartos macroscópicos y los indicadores patológicos de magnitud de la enfermedad cerebrovascular general como puntuaciones de aterosclerosis, arterioesclerosis y angiopatía por amiloide cerebral. Por ejemplo, el análisis del Religious Orders Study and Memory and Aging Proyect de 1 079 participantes de la comunidad encontró que cada una de estas entidades cerebrovasculares era de moderada a grave en > 30% de los cerebros posmortem y, si estaban presentes, cada una correspondía a casi 20% del deterioro cognitivo premortem de cada persona.

La evidencia epidemiológica reciente de cierto descenso de la frecuencia de la ...

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