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Entre los ectoparásitos se encuentran los artrópodos y microorganismos de otros tipos que infestan la piel y el pelo de los animales; los hospedadores les proporcionan sustento y albergue. Algunos ectoparásitos permanecen en la superficie de la piel o el pelo, adheridos por medio de la boca y tenazas especializadas. Otros ectoparásitos penetran dentro de la piel y viven en la epidermis, dermis o hipodermis. Estos microorganismos pueden provocar daño mecánico directo, consumir sangre o nutrientes, inducir reacciones de hipersensibilidad, inocular toxinas, transmitir patógenos, crear orificios en la piel para que penetren infecciones bacterianas secundarias e incitar temor o repulsión. El ser humano es el único hospedador obligado de numerosos tipos de ectoparásitos y sirve como hospedador facultativo sin salida o de transporte (accidental) para muchos otros. De los microorganismos descritos en este capítulo, solo los ácaros de la escabiasis (variedad hominis) y los piojos que infestan a las personas son parásitos obligados del ser humano.
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Los artrópodos que son ectoparásitos o que provocan lesiones de otra manera incluyen a los insectos (como pedículos, pulgas, avispas, chinches, hormigas, abejas y diversos tipos de moscas), arácnidos (arañas, escorpiones, ácaros y garrapatas) y miriápodos (milpiés y ciempiés). Varios artrópodos producen reacciones molestas cuando estos o sus setas y exudados tienen contacto con la piel, mucosas y tejidos oculares.
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Ciertos nematodos (helmintos), como los de la familia Ancylostomatidae (cap. 231), son ectoparásitos, puesto que penetran la piel y migran sobre ella. Los pentastómidos (gusanos con forma de lengua) y las sanguijuelas son ectoparásitos poco frecuentes que pertenecen a otros phyla.
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Los artrópodos también son capaces de causar lesiones cuando intentan extraer sangre o al defenderse mordiendo, picando o exudando veneno. La urticaria papular y las lesiones causadas por picaduras y mordeduras de artrópodos son tan diversas y variables (dependen del estado de salud del hospedador y la exposición previa a la saliva, veneno u otros exudados del artrópodo) que con muy poca frecuencia es posible identificar al agente causal preciso sin un espécimen genuino y pericia en taxonomía. Siempre que sea posible se deben obtener muestras de los especímenes del artrópodo que al parecer es la causa (lo ideal es que la obtenga un médico) de manera directa (cuando se obtiene del propio paciente) o indirecta utilizando trampas o algún otro dispositivo de vigilancia en la casa o sitio de trabajo del paciente. Las muestras enviadas a los laboratorios para su evaluación deben ir fijadas, preservadas y empacadas de manera correcta. La información sobre los antecedentes de viaje del paciente, su ocupación, pasatiempos y contacto con animales (mascotas y plagas), a menudo ayudan al médico y al parasitólogo a resolver la causa.
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El ácaro de la sarna humana, Sarcoptes scabiei var. hominis, es un ectoparásito del ser humano y es una causa común de dermatosis pruriginosa; en el mundo hay ...