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IMPACTO DE LA GENÉTICA Y LA GENÓMICA EN LA PRÁCTICA MÉDICA

La genética humana se refiere al estudio de los genes individuales, su participación y función en la enfermedad y su modo de herencia. El término genómica hace referencia a la información genética total de un organismo, el genoma, y la función e interacción del DNA en el genoma, así como los factores ambientales o no genéticos, como el estilo de vida personal. Con la caracterización del genoma humano, la genómica no solo complementa la genética tradicional en los esfuerzos para dilucidar las causas y patogenia de las enfermedades por ahora y desempeña una participación creciente en el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades (cap. 467). Estos avances transformadores, surgidos del Proyecto del Genoma Humano, han sido designados como medicina genómica, medicina personalizada o medicina de precisión. La medicina de precisión busca la individualización de las decisiones médicas para cada paciente. Por ejemplo, las características genéticas de un paciente (genotipo) pueden utilizarse para optimizar la farmacoterapia y para predecir la eficacia, efectos secundarios y dosificación de fármacos selectos (farmacogenética) (cap. 68). El perfil mutacional de una neoplasia permite la selección de los tratamientos dirigidos a las moléculas de señalización mutadas o expresadas de manera excesiva que luego facilita la selección de los tratamientos enfocados. También están surgiendo puntuaciones del riesgo poligénico (PRS, polygenic risk scores) de todo el genoma para enfermedades complejas comunes, y es posible que repercutan en la prevención de las mismas.

La genética se ha percibido de manera tradicional a través de la ventana de las enfermedades relativamente poco comunes en las que participa un solo gen. Estos trastornos representan casi 10% de las hospitalizaciones pediátricas y de la mortalidad en niños. Desde el punto de vista histórico, la genética se ha centrado de manera predominante en los trastornos cromosómicos y metabólicos, lo que refleja la disponibilidad a largo plazo de técnicas para diagnosticar estas enfermedades. Por ejemplo, enfermedades como la trisomía 21 (síndrome de Down) o la monosomía X (síndrome de Turner) pueden diagnosticarse utilizando técnicas de citogenética. De la misma forma, muchas enfermedades metabólicas (p. ej., fenilcetonuria, hipercolesterolemia familiar) se diagnostican utilizando análisis bioquímicos. Los avances en el diagnóstico con DNA y RNA han ampliado el campo de la genética para incluir prácticamente todas las especialidades médicas y han llevado a dilucidar la patogenia de diversos trastornos monógenos. Además, es aparente que casi cualquier enfermedad tiene un componente genético. Como a menudo es evidente por los antecedentes familiares del paciente, muchos trastornos comunes como hipertensión, cardiopatía, asma, diabetes mellitus y enfermedades mentales se ven influidos de manera significativa por los antecedentes genéticos. Estos trastornos poligénicos o multifactoriales (complejos) implican la contribución de muchos genes diferentes, así como de factores ambientales que pueden modificar el riesgo de la enfermedad. Los estudios de relación con el genoma completo (GWAS, genome wide association studies) han dilucidado ...

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