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INTRODUCCIÓN

“Toda enfermedad comienza en el intestino”.

—Hipócrates

Casi 2500 años después de que Hipócrates hizo esta afirmación, empieza a apreciarse su profundidad. Desde el comienzo de la humanidad, los eruditos han investigado las bases de la enfermedad con un enfoque casi exclusivo en el lado humano de la ecuación. Los microbios no fueron reconocidos como causa importante de enfermedades hasta la aparición de la “teoría de los gérmenes”, a finales del siglo XIX. Durante el primer siglo de la microbiología médica, la investigación se centró en la participación de los microbios como patógenos. Solo hasta hace poco resurgió el interés en comprender cómo influyen en la fisiología humana los microorganismos comensales: bacterias, virus, hongos y arqueas que conforman la microbiota. La idea de que estos microorganismos son vitales para el bienestar de los humanos cuestiona las nociones tradicionales de “lo propio”. En realidad, el ser humano puede describirse con mucha exactitud como un holobionte: un ensamblaje complejo de células humanas y microorganismos que interactúan en un pas de deux que conduce los procesos fisiológicos normales.

Con la finalidad de comprender mejor esta relación, numerosos estudios realizados en la década pasada empezaron a catalogar la microbiota en diversas partes del cuerpo y en una multitud de trastornos. Las enfermedades de todos los sistemas orgánicos se han relacionado con cambios en la microbiota. En realidad, esta se ha vinculado con padecimientos intestinales, alteraciones de la función metabólica, enfermedades autoinmunitarias y trastornos psiquiátricos, y se demostró que influye en la susceptibilidad a la infección y en la eficacia de los tratamientos farmacológicos. No se conocen los mecanismos específicos subyacentes en la mayoría de estas relaciones microbio-enfermedad; aún no está claro si las alteraciones en la microbiota relacionadas con la enfermedad son meros biomarcadores de esta, indican una relación causal o una combinación de ambos. Aunque todavía quedan por aclarar las relaciones causa-efecto de muchas enfermedades, está claro que los humanos coexisten en una relación intrincada con los organismos comensales. Este capítulo explora con detalle la naturaleza de las interacciones hospedador-comensal y se enfoca en cómo podría traducirse esta información en intervenciones clínicas relevantes.

PERSPECTIVA HISTÓRICA

Iniciativas de gran alcance, como el Proyecto del Microbioma Humano (HMP, Human Microbiome Project), patrocinado por los National Institutes of Health, y MetaHIT, auspiciado por la European Commission, catalogaron todas las bacterias presentes en múltiples sitios del cuerpo en personas con y sin enfermedades. Junto con la confluencia de avances en las tecnologías de secuenciación (cap. 121), la disponibilidad de animales gnotobióticos y el cultivo microbiano, se ha logrado un progreso significativo hacia el entendimiento de la relación entre la microbiota y la salud humana. Sin embargo, los hallazgos recientes fueron presagiados por el trabajo que se hizo hace siglos.

La microbiota humana se exploró por primera vez en 1683, cuando Anton van Leeuwenhoek describió ...

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