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Seis especies de protozoos parásitos hemáticos originan paludismo en seres humanos (cap. 224): Plasmodium falciparum, que a menudo es farmacorresistente y a veces letal; los parásitos recidivantes Plasmodium vivax y Plasmodium ovale (que parecen ser dos especies simpátricas morfológicamente idénticas de P. ovale wallikeri y P. ovale curtisi); Plasmodium malariae que persiste en cantidades pequeñas durante años y, en caso de infecciones en individuos que viven en los bosques tropicales del sudeste asiático o muy cerca de ellos, Plasmodium knowlesi, parásito de simios que se asemeja microscópicamente a P. falciparum (las formas jóvenes) y a P. malariae (las formas antiguas), pero que se identifica definitivamente por métodos moleculares. De manera ocasional se observan otros paludismos de primates en el ser humano (p. ej., Plasmodium cynomolgi en el sureste de Asia y Plasmodium simium en América del Sur).
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Los parásitos del paludismo se observan con facilidad bajo el microscopio (x 1 000 de aumento) en frotis de gota gruesa y fina teñidos con colorantes supravitales (p. ej., Giemsa, Field, Wright, Leishman). Las características morfológicas de los parásitos se presentan en el cuadro A2–1. En el frotis de gota gruesa, la lisis de los eritrocitos provocada por el agua deja sólo los leucocitos y los parásitos teñidos, lo cual hace posible la detección de cantidades tan bajas como 50 parásitos/μL. Este grado de sensibilidad es hasta 100 veces mayor que con el frotis de gota fina, en el cual las células están fijadas y los parásitos del paludismo se observan dentro de los eritrocitos. El frotis de gota fina es mejor para detectar la especie y suministra información pronóstica útil en el caso de paludismo grave por P. falciparum. Existen muchos factores relacionados con un mayor riesgo de mortalidad: recuentos parasitarios altos, parásitos más maduros (> 20% con pigmento de paludismo visible) y pigmento de paludismo fagocitado en > 5% de los neutrófilos.
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