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OBJETIVOS Y ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN
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Desde hace siglos, la prevención de enfermedades agudas o crónicas antes de su aparición ha sido uno de los signos definitorios de la práctica médica excelente, y en la actualidad se utiliza como una norma para cuantificar los sistemas de salud altamente funcionales. El objetivo de las estrategias de prevención es impedir la muerte prematura. Sin embargo, en el último siglo la longevidad ha aumentado de forma impresionante a nivel mundial (en gran medida como consecuencia de prácticas de salud pública), la prevención tiene cada vez mayor importancia, a fin de conservar la calidad de vida y extender el periodo de salud y no solo la longevidad. Ante el hecho que todos los pacientes terminarán por fallecer, el objetivo de la prevención termina por constituir una estrategia para disminuir al máximo la tasa de morbilidad o de complicaciones en los últimos años de la vida; es decir, aminorar las cargas patológicas en el tiempo que la persona estaría enferma antes de fallecer. Como se muestra en la figura 2–1, el envejecimiento normativo incluiría una disminución constante en las reservas de la salud, que se acelera con el tiempo. La prevención lograda brinda la oportunidad de extender la vida y el lapso en que prevalece la salud, y con ello “cuadrar la curva” de pérdida de salud durante el envejecimiento.
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Las estrategias de prevención se dividen en terciarias, secundarias, primarias y primordiales. La prevención terciaria requiere de acción rápida para evitar la muerte inminente en casos de enfermedad aguda, como sería una intervención coronaria percutánea en el marco de un infarto del miocardio con elevación del segmento ST. Las estrategias de prevención secundaria se orientan a evitar la reaparición de la enfermedad y la posible muerte en la persona afectada. Por ejemplo, se recomienda el uso de tamoxifeno para mujeres cuyo cáncer mamario tiene receptores de estrógenos, está en etapa incipiente y que se trató con cirugía, porque aminora el riesgo de que reaparezca la neoplasia (inclusive en la mama contralateral) y de que fallezca la paciente. La prevención primaria intenta disminuir el peligro de enfermedad nueva en personas con un factor de riesgo. El tratamiento de la hipertensión arterial que aún no afecta el árbol cardiovascular constituye un ejemplo de este tipo de prevención que ha sido eficaz para aminorar la incidencia de apoplejía, insuficiencia cardiaca y cardiopatía coronaria.
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