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INTRODUCCIÓN

La inflamación crónica de las meninges (piamadre, aracnoides y duramadre) genera una disfunción neurológica pronunciada que puede ser letal si no se trata de forma adecuada. La meningitis crónica se diagnostica cuando un síndrome neurológico característico se prolonga por > 4 semanas y se acompaña de una reacción inflamatoria persistente del líquido cefalorraquídeo (LCR) (cuenta de leucocitos > 5/μL). Las causas son diversas y el tratamiento correcto depende de identificar la etiología de la enfermedad. La mayor parte de los casos de meningitis crónica se origina por cinco categorías de enfermedades: 1) infecciones meníngeas; 2) cáncer; 3) padecimientos inflamatorios autoinmunitarios; 4) meningitis químicas, y 5) infecciones parameníngeas. Además, cada vez se reconoce más que algunos pacientes con meningitis recurrente pueden tener trastornos autoinflamatorios monogénicos.

FISIOPATOLOGÍA CLÍNICA

Las manifestaciones neurológicas de las meningitis crónicas (cuadro 139–1) dependen de la ubicación anatómica de la inflamación y sus consecuencias. Las manifestaciones principales son cefalea persistente, hidrocefalia, neuropatías de los pares craneales, radiculopatías y alteraciones cognitivas o de la personalidad. Dichas manifestaciones se desarrollan aisladas o combinadas. Cuando se combinan significa que el proceso inflamatorio se ha diseminado por las rutas del LCR. En algunos casos, la presencia de una enfermedad sistémica subyacente apunta a la causa probable de la meningitis (fig. 139–1). El diagnóstico de meningitis crónica se establece cuando el médico indica estudio de LCR en busca de signos inflamatorios. El LCR se produce en el plexo coroideo de los ventrículos cerebrales; sale a través de orificios estrechos en el cuarto ventrículo hacia el espacio subaracnoideo que rodea al cerebro y la médula espinal; circula alrededor de la base del cerebro y sobre los hemisferios cerebrales; y es reabsorbido por las vellosidades aracnoideas que se proyectan en el seno sagital superior, donde se mezcla con la sangre de los senos venosos. En fecha reciente se identificó un sistema linfático cerebral que drena la duramadre (cap. 424); sin embargo, no se ha estudiado su participación en la meningitis crónica. La circulación del LCR ofrece un camino para la difusión rápida de las infecciones y neoplasias en el encéfalo, la médula espinal y las raíces de los pares craneales y los nervios raquídeos. La propagación desde el espacio subaracnoideo hasta el parénquima cerebral puede ocurrir a través de las cubiertas aracnoideas que rodean a los vasos sanguíneos que penetran en el tejido cerebral (espacios de Virchow-Robin).

CUADRO 139–1Síntomas y signos de meningitis crónica

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