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El síndrome de colon irritable (IBS, irritable bowel syndrome) es un trastorno digestivo caracterizado por alteración de los hábitos intestinales y dolor o malestar abdominales en ausencia de anomalías estructurales detectables. No hay marcadores diagnósticos claros para esta enfermedad, por lo que su diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas. En 2016, se actualizaron los criterios de Roma III para el diagnóstico de IBS dando origen a los criterios de Roma IV (cuadro 327–1). En todo el mundo, casi 10% a 20% de los adultos y adolescentes tiene síntomas consistentes con IBS. Los síntomas aparecen y desaparecen con el paso del tiempo y a menudo se superponen con otros trastornos funcionales, como fibromialgias, cefaleas, dorsalgia o síntomas genitourinarios. La gravedad de los síntomas varía y puede alterar de manera significativa la calidad de vida, lo que da origen a altos costos de atención médica. Intervienen de manera variable los siguientes factores: alteración de la motilidad gastrointestinal (GI), hiperalgesia visceral, trastornos de la interacción entre encéfalo e intestino, procesamiento anormal en el sistema nervioso central (SNC), episodios autónomos y hormonales, factores genéticos y ambientales y trastornos psicosociales, todos los cuales dependen del individuo. Este progreso puede dar origen a mejores métodos de tratamiento.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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El IBS es un trastorno que afecta a individuos de todas las edades, aunque la mayoría de los pacientes inicia con síntomas antes de los 45 años. Se establece el diagnóstico de IBS en mujeres dos o tres veces más que en varones y estas constituyen hasta 80% de la población con IBS grave. Como se indica en el cuadro 327–1, los síntomas fundamentales para el diagnóstico de IBS es el dolor. Este síntoma mejora con la defecación y/o puede relacionarse con cambios de la frecuencia de las evacuaciones o la forma de las heces. En comparación con los criterios de Roma III, los criterios de Roma IV son más estrictos y requieren la presencia de dolor abdominal con una frecuencia mínima de una vez por semana y se elimina el término “molestias” como uno de los criterios. El estreñimiento o la diarrea indolora no satisfacen los criterios diagnósticos para clasificar la alteración como IBS. Los síntomas de apoyo que no son parte de los ...