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Los vasos renales tienen una complejidad extraordinaria que incluye el flujo arteriolar abundante a la corteza, más allá de las exigencias metabólicas, compatible con su función primaria de órgano de filtración. Después de llevar sangre a los glomérulos corticales, la circulación posglomerular se distribuye en segmentos medulares más profundos, encargados del transporte de solutos que depende de energía, en múltiples niveles del túbulo renal. Dichos vasos posglomerulares transportan menos sangre; el consumo mayor de oxígeno hace que las regiones más profundas de la médula estén al borde de la hipoxemia. Los trastornos vasculares que a menudo amenazan el riego sanguíneo de los riñones incluyen aterosclerosis de grandes vasos, enfermedades fibromusculares y cuadros embólicos. La lesión microvascular, que incluye trastornos inflamatorios y hematológicos primarios, se describe en el capítulo 317.
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MECANISMOS DE LESIÓN VASCULAR E HIPERTENSIÓN
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El endotelio de capilares glomerulares comparte la susceptibilidad a la tensión oxidativa, el daño inducido por la presión y la inflamación, con otras zonas vasculares. La lesión endotelial puede manifestarse por las tasas de excreción urinaria de albúmina (UAE, urinary albumin excretion) que reflejan trastornos ateroscleróticos sistémicos. Las concentraciones mayores de UAE pueden aparecer años antes de que surjan problemas cardiovasculares. La UAE y el riesgo de trastornos cardiovasculares disminuyen con las medidas farmacológicas como el uso de fármacos antihipertensivos y estatinas. Estudios experimentales demuestran cambios funcionales y rarefacción de vasos finos de los riñones en situaciones de aterosclerosis acelerada, disminución de las tensiones de riego proximal o ambos factores, cuando hay trastornos de vasos de grueso calibre (fig. 278–1).
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La nefropatía oclusiva arterial de vasos grandes puede ser resultado de la compresión extrínseca del vaso, disección de la íntima, colocación de endoprótesis aórtica, displasia fibromuscular (FMD, fibromuscular dysplasia) o, más a menudo, de enfermedad aterosclerótica. Cualquier cuadro que disminuya la presión de riego del riñón activará mecanismos tendentes a restaurar las presiones renales a expensas de que surja hipertensión sistémica. La restauración de las presiones de riego puede revertir dichas vías; por ello se considera a la estenosis de la arteria renal como una causa “secundaria” tratable y específica de hipertensión.
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La estenosis de la arteria renal es frecuente y a menudo sólo genera efectos hemodinámicos leves. ...