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La atención de los pacientes en estado crítico exige el conocimiento profundo de los mecanismos fisiopatológicos y se orienta primero a la reanimación de personas con deterioro funcional extremo. Esta reanimación es rápida y se inicia sin conocer a detalle antecedentes médicos crónicos del enfermo. Mientras se estabiliza al paciente, los intensivistas intentan obtener información médica para complementar la valoración en tiempo real del estado fisiológico y trastornos del paciente; cuentan con innumerables medios para la valoración precisa de los aspectos fisiopatológicos y para el apoyo de la insuficiencia incipiente de diversos órganos; así aprovechan la oportunidad para diagnosticar y tratar los cuadros primarios en un paciente ya estabilizado. Sin embargo, a pesar de estas herramientas, la valoración clínica continua del paciente es obligatoria para la atención de los pacientes graves. Por todo lo expresado, en la unidad de cuidados intensivos (ICU, intensive care unit) se utilizan muy a menudo intervenciones invasivas como la ventilación mecánica y el tratamiento de reemplazo renal. Es decisivo valorar los riesgos y beneficios de tales intervenciones intensivas, a menudo invasivas, a fin de garantizar resultados óptimos para el paciente. No obstante, los intensivistas deben reconocer cuando las probabilidades de recuperación de un paciente son remotas o inexistentes y deben asesorar y confortar a los pacientes moribundos y sus seres queridos si una prueba inicial de medidas invasivas de apoyo no es efectiva o no es apropiada para las condiciones actuales del paciente. Los médicos que atienden a individuos en estado crítico a menudo deben reorientar las metas de la asistencia y en vez de enfocarse a la reanimación y la curación, se orientarán a lograr la comodidad del enfermo cuando no es posible resolver una enfermedad subyacente. La pandemia de COVID-19 ha subrayado la necesidad y prioridad de las prácticas de cuidados intensivos efectivos (cap. 199).
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VALORACIÓN DE LA GRAVEDAD DE LA ENFERMEDAD
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En la ICU, las enfermedades por lo general se clasifican con arreglo a su gravedad. Se han elaborado innumerables sistemas cuantitativos de la gravedad de la enfermedad (SOI, severity-of-illness) y se han validado en los últimos 30 años. Los sistemas cuantitativos anteriores se han aceptado como medios para valorar las poblaciones de sujetos en estado crítico, pero no hay certeza de su utilidad para anticipar los resultados de los pacientes individuales. Su beneficio puede ser más aplicable para definir poblaciones de pacientes para resultados de estudios clínicos y estudios epidemiológicos más amplios. Las puntuaciones de dichos sistemas también son útiles para hacer cumplir las normas administrativas de hospitales y permitir la asignación de recursos en aspectos como las atenciones de enfermería y complementarias, y auxiliar en verificaciones de calidad de la asistencia brindada en la ICU, en el transcurso del tiempo. Las validaciones del sistema cuantitativo se basan en el supuesto de que la edad, las enfermedades médicas crónicas y las desviaciones a partir de los parámetros normales o ...