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La fibromialgia (FM) se caracteriza por dolor e hipersensibilidad musculoesqueléticos, diseminados y crónicos. Aunque se define principalmente como un síndrome doloroso, los pacientes con FM también suelen manifestar síntomas neuropsicológicos de fatiga, sueño no reparador, disfunción cognitiva, ansiedad y depresión. Las personas con FM padecen con más frecuencia de otros síndromes acompañados de dolor y fatiga, como síndrome de fatiga crónica (cap. 450), disfunción temporomandibular, cefalea crónica, síndrome de intestino irritable, cistitis intersticial/síndrome vesical doloroso y otros síndromes de dolor pélvico. La evidencia indica que el sistema nervioso central es fundamental para mantener el dolor, así como otros síntomas centrales de FM y otras enfermedades afines. La presencia de FM se acompaña de consecuencias negativas importantes para el funcionamiento tanto físico como social.
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La prevalencia mundial es de casi 2%; 4% en mujeres y < 1% en varones. De acuerdo con el método de determinación, existe cierta variabilidad; sin embargo, los datos de prevalencia son similares en todas las regiones del mundo y clases socioeconómicas. Los factores culturales podrían tener participación para determinar si los pacientes con síntomas de FM solicitan atención médica; aunque, incluso en culturas en las que no se espera que la ganancia secundaria tenga una función importante, la prevalencia de FM permanece en el rango mencionado. En las institucunes de salud, el diagnóstico de FM es más cumún en mujeres que en varones, con una proporción de casi 9:1.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Dolor e hipersensibilidad
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El síntoma más frecuente en las personas con FM es el “dolor generalizado”. Casi siempre se ubica por arriba y debajo de la cintura, en ambos lados del cuerpo, y abarca los huesos de la cabeza y el tronco (cuello, espalda o tórax). Este dolor es mal circunscrito, difícil de ignorar, intenso y reduce la capacidad funcional. Para establecer el diagnóstico de FM es necesario que haya existido dolor durante la mayor parte del día, la mayor parte de los días y cuando menos durante tres meses.
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El dolor clínico de la FM se acompaña de una mayor sensibilidad dolorosa evocada. En la clínica, esta hipersensibilidad se puede identificar por dolor inducido por la presión que ejerce el manguito del esfigmomanómetro o el dolor al plegar la piel. Más formalmente, la manera de comprobar este fenómeno es con la exploración de puntos dolorosos donde el médico utiliza la uña del pulgar para aplicar una presión aproximada de 4 kg/m2 (o la presión necesaria para blanquear la punta de la uña) sobre ciertos puntos musculotendinosos (fig. 373–1). Antes, los criterios de clasificación del American College of Rheumatology exigían que el paciente percibiera 11 de los 18 puntos como dolorosos para establecer el diagnóstico de FM. En la práctica, la hipersensibilidad es una variable continua y no es necesaria la aplicación estricta de ...