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La fiebre reumática aguda (ARF, acute rheumatic fever) es una enfermedad multiorgánica causada por una reacción autoinmunitaria a la infección por estreptococos del grupo A. Aunque resultan afectadas muchas partes del organismo, casi todas las manifestaciones desaparecen en su totalidad. La mayor excepción es la lesión de las válvulas cardiacas (cardiopatía reumática [RHD, rheumatic heart disease]), que puede persistir después de que desaparecen las demás manifestaciones.
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CONSIDERACIONES GLOBALES
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La fiebre reumática aguda y la cardiopatía reumática son enfermedades de la pobreza. Fueron muy frecuentes en todos los países hasta principios del siglo XX, cuando comenzó a disminuir su incidencia en las naciones industrializadas. Esta disminución se debió en gran medida a mejores condiciones de vida (en particular, menor hacinamiento y mejor higiene), lo cual dio lugar a un decremento de la transmisión de los estreptococos del grupo A. La introducción de los antibióticos y las optimizaciones en los sistemas de atención médica tuvieron un efecto complementario.
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La virtual desaparición de la fiebre reumática aguda y la reducción de la incidencia de la cardiopatía reumática en los países industrializados durante el siglo XX desafortunadamente no se reprodujeron en los países en desarrollo, donde estas enfermedades persisten. La cardiopatía reumática es la causa más frecuente de cardiopatías en los niños de esos países, y es un origen importante de mortalidad y morbilidad también en los adultos. Se estima que en todo el mundo entre 29.7 y 43.1 millones de personas padecen RHD, con más de 300 000 muertes cada año. Alrededor de 95% de los casos de ARF y fallecimientos por RHD se producen ahora en países en desarrollo, con tasas en particular altas en los países subsaharianos de África, en naciones de la cuenca del Pacífico, Australasia, y sur y centro de Asia. La vía patógena a partir de la exposición a estreptococos del grupo A, seguida de infección faríngea y desarrollo ulterior de ARF, recurrencias de esta fiebre y aparición de RHD y sus complicaciones, se acompaña de factores diversos de riesgo y, por tanto, es factible instituir intervenciones en cada punto (fig. 359–1). En naciones desarrolladas, muchos de los factores de riesgo se encuentran bajo control y, cuando es necesario, son oportunas las intervenciones. Por desgracia, la mayor carga de la enfermedad se localiza en países en desarrollo, de los cuales muchos no tienen los recursos, la capacidad o los intereses para atender esta enfermedad multifactorial. En especial, casi ninguno de los países en desarrollo cuenta con un programa de erradicación contra cardiopatía reumática, basado en registros y cuya rentabilidad esté probada para reducir la carga de cardiopatía reumática. El conocimiento de esta última y la disposición de los recursos necesarios para controlarla en los países en desarrollo es un tema que exige atención internacional.
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