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El término “nevo atípico” o “lunar atípico” ha sustituido al de “nevo displásico”. El diagnóstico de nevos atípicos se establece clínicamente y no con estudio histopatológico; los nevos solo deben extirparse si se sospecha que son melanomas. La dermatoscopia realizada por un médico capacitado puede ser una herramienta útil en la valoración de los nevos atípicos. En términos clínicos, estos nevos son grandes (≥ 6 mm de diámetro) con un borde irregular, mal definido y con pigmentación heterogénea (fig. 6–2) (eFig. 6–3). Se calcula que 5% a 10% de la población caucásica en Estados Unidos tiene uno o más nevos atípicos y la exposición al sol por motivos de recreación es un riesgo primordial para la aparición de nevos atípicos en entornos no comunes. Los estudios definieron un riesgo mayor de melanoma en las poblaciones siguientes: individuos con 50 nevos o más, con uno o más nevos atípicos, y un nevo que mide al menos 8 mm o más y enfermos con pocos a muchos nevos que sin duda son atípicos. Estos pacientes deben instruirse en cómo reconocer cambios en los lunares y monitorizarse de forma periódica (cada seis a 12 meses). Los grupos con melanoma común (innumerables nevos atípicos y con un antecedente familiar de dos parientes de primer grado que tuvieron melanoma) justifican una atención todavía más cercana, porque el riesgo de que surjan uno o varios melanomas en tales personas se acerca al 50% cuando cumplen 50 años.
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Kim
CC
et al; Pigmented Lesion Subcommittee, Melanoma Prevention Working Group. Risk of subsequent cutaneous melanoma in moderately dysplastic nevi excisionally biopsied but with positive histologic margins. JAMA Dermatol. 2018;154:1401.
[PubMed: 30304348]
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Rishpon
A
et al. Melanoma risk stratification of individuals with a high-risk naevus phenotype—a pilot study. Australas J Dermatol. 2019;60:e292.
[PubMed: 30941757]