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INTRODUCCIÓN

Típicamente, las infecciones micóticas se dividen en dos grupos principales: superficiales y profundas. En este capítulo, solo se describen las infecciones superficiales: tiñas del cuerpo y crural, dermatofitosis de los pies y dermatofítides de las manos, así como tiña ungueal (onicomicosis) y tiña versicolor. Para revisión de micosis profundas véase el capítulo 36.

Por lo general, el diagnóstico de infecciones micóticas de la piel se basa en la ubicación y las características de las lesiones y en las siguientes pruebas de laboratorio: 1) demostración directa de hongos en preparaciones de raspados con hidróxido de potasio (KOH) al 10% de las lesiones sospechosas. Una máxima clásica dice: “Si es escamosa, hay que rasparla” (fig. 6–11) (eFig. 6–30); 2) cultivos de microorganismos de raspados de la piel; 3) los cortes histológicos de las biopsias teñidos con la técnica de ácido peryódico de Schiff pueden ser diagnósticos si los raspados y los cultivos son negativos falsos.

Figura 6–11.

Preparación de KOH de hongos que muestra formas de seudohifas y levadura en gemación. (Reproducida con autorización de Nicoll D et al. Pocket Guide to Diagnostic Test, 7th ed. McGraw-Hill, 2017.)

eFigura 6–30.

Hifas ramificadas de una micosis cuya presencia se demuestra por medio de la solución de hidróxido de potasio (KOH). (Reproducida con autorización de Bondi EE, Jegasothy BV, Lazarus GS [editores]. Dermatology: Diagnosis & Treatment. Publicado originalmente por Appleton & Lange. Copyright © 1991 por The McGraw-Hill Companies, Inc.)

Principios del tratamiento

El diagnóstico debe confirmarse mediante un preparado de KOH, cultivo o biopsia. Muchas otras enfermedades causan descamación y el uso de un fármaco antimicótico sin un diagnóstico firme, dificulta más el diagnóstico subsiguiente. En general, las micosis se tratan por vía tópica, excepto las que afectan las uñas, las que son muy extensas o aquellas que atacan los folículos pilosos. En tales situaciones los fármacos VO pueden ser útiles; se pone atención especial a los efectos secundarios y complicaciones, que incluyen efectos tóxicos en el hígado.

El itraconazol, un antimicótico azólico, y la terbinafina, un antimicótico alilamínico VO muestran actividad excelente contra los dermatofitos. El fluconazol también muestra esa misma actividad contra levaduras y es el fármaco más indicado contra casi todas las formas de candidosis mucocutánea. El itraconazol, el fluconazol y la terbinafina pueden hacer que aumenten las cifras de las pruebas de función hepática, aunque en contadas ocasiones en los regímenes posológicos utilizados para tratar la dermatofitosis y causar hepatitis clínica. Ya no se recomienda el ketoconazol para tratar dermatofitosis (excepto la tiña versicolor), por la alta frecuencia con que causa hepatitis.

Medidas generales y prevención

Como la humedad favorece el crecimiento de ...

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