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El prurito es una sensación desagradable que provoca el deseo de rascarse. El prurito como una queja médica es 40% tan común como la lumbalgia. Los ancianos asiáticos se afectan con mayor frecuencia, y constituyen 20% de todas las visitas asistenciales de varones de esa raza, mayores de 65 años, que se quejan de prurito. La calidad de vida de un individuo con prurito crónico es igual a la del paciente sometido a hemodiálisis. La evidencia sugiere que el aumento de interleucina-31 (IL-31) señalada a través del receptor de IL-31 en las células epiteliales y queratinocitos se relaciona con prurito, en especial en la enfermedad alérgica cutánea. También parece que IL-4 e IL-13 (mediante la unión con la IL-4R) reducen el umbral de prurito de las neuronas sensitivas. La señalización de la cinasa Janus (que es distal a la IL-4R) también es importante en la fisiopatología del prurito.
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La piel seca es la primera causa de prurito que debe buscarse, ya que es frecuente y fácil de tratar. El siguiente paso en la evaluación física del paciente con prurito es decidir si existe o no una lesión cutánea primaria. Ejemplos de enfermedades cutáneas primarias que se relacionan con prurito son sarna, dermatitis atópica, picaduras de insectos, pediculosis, dermatitis por contacto, reacciones farmacológicas, urticaria, soriasis, liquen plano, liquen simple crónico y dermatitis por fibra de vidrio, todas con características morfológicas cutáneas reconocibles. El tratamiento de la enfermedad subyacente por lo general controla el prurito relacionado.
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El prurito persistente que no se explica por una enfermedad cutánea o por asociación con una enfermedad primaria de la piel, debe llevar a un estudio por etapas para buscar causas sistémicas. Las causas frecuentes de prurito relacionadas con enfermedades sistémicas incluyen trastornos endocrinos (p. ej., hipotiroidismo, hipertiroidismo e hiperparatiroidismo), trastornos psiquiátricos, linfoma, leucemia y otros trastornos malignos internos, anemia ferropénica, VIH, hipercalcemia, colestasis y algunos trastornos neurológicos. Los antagonistas de los conductos de calcio pueden provocar prurito con o sin eccema, incluso años después de que se hayan iniciado, y es posible que transcurra un año después de suspender el agente que lo provocó para que el prurito se resuelva.
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El tratamiento de la variante crónica es frustrante. Casi todos los casos de prurito son mediados por un mecanismo independiente a la histamina y, en consecuencia, la respuesta de muchos sujetos a los antihistamínicos es deficiente. Los emolientes para piel seca se listan en el cuadro 6–2. Las cremas emolientes (preferibles a las lociones) deben aplicarse en forma generosa desde el cuello hasta los dedos de los pies justo después de secarse con la toalla y una vez más durante el día. El prurito neuropático responde a los fármacos con acción neural, como gabapentina (a partir de 300 mg por VO alrededor de las 4 PM con una segunda dosis de 600 mg por VO al acostarse) o pregabalina (150 ...