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La candidosis bucal (algodoncillo) suele ser dolorosa y su aspecto perece de material similar al cuajo, de color blanco cremoso sobre la mucosa eritematosa (fig. 6–22). En vista de que es fácil desprender las zonas blanquecinas (p. ej., con un abatelenguas), a diferencia de lo observado con la leucoplaquia o el liquen plano, solo se observa el eritema irregular subyacente. La candidosis de la boca suele relacionarse con algunos factores de riesgo como: 1) uso de prótesis dentales; 2) estado de debilidad con aseo deficiente de la boca; 3) diabetes mellitus; 4) anemia; 5) quimioterapia o radiación local y 6) uso de corticoesteroides (orales o sistémicos) o 7) antibióticos de amplio espectro. La queilitis del ángulo de la boca es otra manifestación de candidosis (aunque también aparece en caso de deficiencias nutricionales) (fig. 8–8).
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B. Estudios diagnósticos
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El diagnóstico es clínico. Una preparación húmeda con hidróxido de potasio revela esporas y puede mostrar micelios no tabicados. La biopsia muestra seudomicelios intraepiteliales de Candida albicans.
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Con frecuencia, la candidosis es la primera manifestación de infección por VIH y siempre deben indicarse pruebas para detectar dicha infección cuando no hay causa predisponente conocida para la proliferación de Candida (véase también el cap. 31). En Estados Unidos, las guías clínicas de los Department of Health Services para la valoración y el tratamiento de la infección incipiente por VIH recomiendan la exploración de la mucosa bucal en cada consulta, así como una revisión odontológica cada seis meses en el caso de personas infectadas por VIH.